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Chantaje de los hijos

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Nos sorprendería saber que los niños aplican "técnicas de chantaje" con los padres desde la más tierna infancia. Ya desde los 2 o 3 años, cuando empiezan la fase de las pataletas, los niños intentan manipularnos y hacernos ceder empleando gritos y rabietas.

Lo más importante es reconocer por nuestra parte que estamos siendo sometidos a un chantaje e intentar volver a tomar el control de la situación. Evidentemente no es lo mismo un chantaje de un niño de dos años al chantaje de un adolescente. Desde el principio se ha de atajar esta conducta, para que luego no sea demasiado tarde.

Los niños son muy hábiles y saben cuándo utilizar nuestros sentimientos para conseguir algo que desean. Yo lo veo en mi hija pequeña, que ha desarrollado una capacidad de llorar a lágrima viva cuando quiere conseguir algo y a los 5 minutos ya se está riendo a carcajadas.

Los padres debemos analizar la situación y una vez nos damos cuenta de las situaciones que son motivo de chantaje, nos tenemos que poner de acuerdo entre la pareja y la familia para adoptar una actitud firme y estar unidos en las decisiones que se toman. Poco a poco iremos observando cambios positivos en la actitud de los hijos.

La regla de oro cuando un niño nos intenta chantajear, aparte de actuar con firmeza, es no prestarles atención y hacer caso omiso de su rabieta. Cuando tomemos una decisión, el niño debe cumplirla y nosotros no debemos darles mil y una explicaciones, pues con ello mostramos debilidad y al final consiguen tomarnos el pelo, puesto que en ese momento, el niño no está dispuesto a razonar, sino que su objetivo principal es conseguir sus objetivos.

Con ello no queremos decir que se debe abusar de nuestra autoridad. Si bien debemos ser firmes, tampoco tenemos que abusar de nuestra posición de superioridad.

Cuando se pacta algo con los hijos, ese pacto queda establecido y no es bueno estar cuestionándolo todos los días y a todas horas, pues hay niños muy insistentes y podríamos acabar cediendo.

Está claro que se debe tratar a cada niño de acuerdo a su edad y su madurez. Hay que explicarles con el lenguaje adecuado para cada edad, que nosotros hemos tomado una decisión y ellos deben de cumplirla, porque si no lo hacen, tendrán consecuencias y desde luego, si las hemos establecido, debemos ser firmes y cumplirlas. Estas pautas contribuyen a la educación de nuestros hijos y aunque en ese momento ellos no se den cuenta, luego agradecerán haber tenido ciertos límites, pues eso los hará ser mejores personas.

Trato entre hermanos

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¿Hay que tratar a los hermanos por igual? Esta pregunta nos la hacemos algunos padres que tenemos 2 o más hijos, pues siempre tendemos a tratar a nuestros hijos de la misma forma para no crear envidias ni celos, pero lo cierto es que es un error tratar a los hijos por igual.


Cada niño es diferente. Aunque sean hermanos, cada hijo tiene unos gustos, un carácter y unas necesidades diferentes. En mi caso, tengo dos hijos y los dos son completamente diferentes, tanto en carácter, como en gustos y por ello, no pueden ser educados de la misma forma.

Por regla general, los padres dicen que educan a sus hijos igual, sin embargo, esto puede generar conflictos entre los niños. Está claro que a veces es conveniente un trato igualitario, pero en otras ocasiones, será imprescindible diferenciar el trato a cada hermano, según sus necesidades. Mi hijo mayor es tranquilo, le gustan los números, tiene mucha paciencia y se entretiene con cualquier cosa durante mucho tiempo. Mi hija pequeña es más artística, más intranquila y no se concentra ni 5 minutos en una sola cosa. A uno le gusta el chocolate, a otra le gustan los helados. Por poner un ejemplo, si una tarde estamos paseando, no podemos obligar a los dos a que se coman un helado, porque a uno le gusta, pero al otro no; por más igualitarios que intentemos ser, hay situaciones en que debemos diferenciarlos.

No se puede atender por igual a los hijos cuando hay dos o más. Generalmente con el primero aprendemos de nuestros errores e intentamos no repetirlos con el segundo. En mi caso, con el primero tenía más dudas, mas temores y mayor precaución pues me preocupaba cualquier cosa que pudiera pasarle. Con la segunda, todo fue más fluido. Eso no quiere decir que no me preocupara por ella, pero aprendí a no sobreprotegerlos, a confiar más en ellos y darles más autonomía. Tampoco son iguales las necesidades para edades distintas.

Lo que hay que tener claro, es que el objetivo de la educación no es la igualdad entre hermanos, sino intentar darle a nuestros hijos lo mejor para cada uno, teniendo en cuenta su personalidad y sus características particulares. Los niños requieren un trato personalizado y debemos hacerles sentir que son únicos. Es buena idea compartir momentos por separado con cada uno de ellos. Por ejemplo, que el padre se vaya a un partido con su hijo o que la madre se lleve a la niña al parque a jugar e intimar entra las dos. Es necesario compartir ratos con ellos de forma individual y hacerles sentir que les escuchamos y queremos. Si ellos se sienten bien atendidos y queridos, evitarán las comparaciones y los celos con sus hermanos. Lo ideal es estimular las cosas positivas de cada uno e intentar darles la mejor educación siempre teniendo en cuenta sus capacidades, su personalidad y sus debilidades.


Niñas y niños zurdos

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Mi hijo mayor, que ahora tiene 6 años, es zurdo. Cuando empecé a observar que hacía más cosas con la mano izquierda, pensé que quizás tendría más dificultades en algunas tareas de la vida diaria, porque todo parecía indicar que sería zurdo

Unos años después, cuando ya estaba confirmado, veo que ser zurdo no es un problema, aunque sí nos encontramos dificultades en la realización de algunas tareas, como por ejemplo, una cosa tan simple como coger el ratón del ordenador. En la mayoría de ordenadores o computadoras, el ratón se halla a mano derecha y mi hijo se ha adaptado a utilizarlo con la derecha de forma natural. Yo intento cambiárselo, pero el me dice que no lo haga, pues se siente más cómodo así. También cuando pinta, al hacerlo con la mano izquierda, hacia la derecha, a veces va borrando con la mano, según va escribiendo. Estos son algunos detalles que he observado en él, que le pueden causar alguna incomodidad, pero seguro que se irá encontrando algunos momentos en que tendrá que arreglárselas, ya que en la sociedad, la mayoría de las cosas están diseñadas para la mayoría de diestros.

  Se dice que un 5% de la población es zurda, y si alguno de los padres lo es, el niño tiene entre un 10 y 20% de posibilidades de serlo.

Antiguamente se intentaba “arreglar” a los niños que eran zurdos, pues lo consideraban como una mala costumbre o una manía. Nunca debemos obligar a un niño zurdo a utilizar la mano derecha. Esto puede provocarle trastornos como fracaso escolar, tartamudez, dislexia o sentimientos de inferioridad. 
 
Ser zurdo quiere decir que tienen una configuración cerebral diferente. El hemisferio cerebral que domina el cuerpo es el derecho, que rige la parte izquierda. Muchos zurdos demuestran habilidades especiales. Antes se decía que los zurdos son más inteligentes, aunque después se demostró que no es del todo cierto esa afirmación, pero muchos genios como Da Vinci o Cervantes, además de grandes deportistas, como el tenista Rafa Nadal o Messi son zurdos.

Se pueden apreciar algunas tendencias a ser zurdo desde el primer año de edad, como por ejemplo cuando lanzan una pelota, o cogen los objetos, etc, pero esto puede ser una fase en la cual actúen con ambas manos. Hacia los 3 años se empieza a hacer más frecuente el uso de la mano izquierda en los zurdos, pero es a los 5 años cuando ya se sabe de forma definitiva si el niño es zurdo o no. Si a esta edad aún no se ve del todo claro, es conveniente ir al psicólogo para determinar hacia qué lado conviene lateralizar al niño.

Además, debemos advertirlo en el colegio, para que los profesores estén al tanto de los progresos en la escritura y aprendizaje del niño. También debemos proveerles de materiales adecuados (como las tijeras, que parece una tontería, pero los zurdos tienen muchas dificultades para cortar con las tijeras normales). Hay muchas tiendas online en las que venden objetos para personas zurdas.En la primera etapa escolar, los padres debemos tener paciencia con las dificultades escolares, como por ejemplo la escritura y la lectura. 
 
Mi hijo me decía: “mamá, soy el único niño zurdo de la clase”, como si eso fuera un problema y yo le contesté que mejor así, porque era un niño único y especial. Los padres debemos facilitar la integración para que nuestros hijos no se sientan diferentes y vean que el hecho de ser zurdos es algo natural, por lo que no hay que darle demasiada importancia.

Para los que quieran informarse sobre el tema, este libro de Juan Manuel Ortigosa, "Mi hijo es zurdo" tiene muchos consejos que nos pueden ayudar en este tema.