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Películas interesantes sobre adolescentes

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La adolescencia es una etapa difícil y si le sumamos el acceso de hoy día a las nuevas tecnologías, nos puede parecer que perdemos el control sobre su educación y su entorno. En el cine hay muchas películas que tratan sobre este tema, pero queremos recomendar dos en particular, para padres de adolescentes que los harán reflexionar y entender algunas situaciones.

La primera película es Disconnect, una película del 2012 que muestra a un grupo de personas que se relacionan mediante las redes sociales, con diversas situaciones entre adolescentes, donde intentan explicar que la tecnología también es una herramienta peligrosa que puede llevar a nuestros hijos adolescentes e inmaduros a situaciones límite. La otra película es más reciente, se llama Men, Women & Children o en español Hombres, mujeres & niños, donde narran la historia de un grupo de adolescentes que se relacionan mayoritariamente en un mundo virtual y sus padres intentan entender la manera en la que internet ha cambiado su forma de relacionarse con el mundo. Quizás algunas situaciones que presentan son muy extremas, pero vale la pena verla y conocer un poco esa etapa por la que todos pasamos, pero ahora que somos padres, se nos hace un poco difícil entenderla.

Ambas películas son interesantes porque tratan temas como el bullying (acoso), la anorexia, la adicción a las redes sociales, las relaciones interpersonales, los jóvenes y la tecnología, el sexo o algunas situaciones que algunos padres de adolescentes no saben como interpretar ni cómo lidiar con ellas.

Como hemos comentado en algunas ocasiones, la seguridad online es muy importante y debemos estar al tanto de las acciones de nuestros hijos en la red, sin tampoco exagerar ni obsesionarse con tenerlos controlados a cada instante, ya que necesitan un voto de confianza por nuestra parte, por eso insistimos en que la comunicación y una relación abierta es la mejor arma para que nuestros hijos adolescentes nos cuenten sus problemas, sus dudas y acudan a nosotros ante cualquier situación que se les presente, ya sea en la red o en el mundo real.

Desde Educando a nuestros hijos, nos despedimos por este año 2014 y les deseamos a todos un feliz y próspero año 2015, donde les traeremos muchos más temas interesantes sobre lo más importante de nuestras vidas: nuestros hijos.

El cumpleaños perfecto

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Se acerca el cumpleaños de nuestro hijo o hija y una vez más debemos pensar en cómo lo vamos a celebrar. A veces la preparación de un cumpleaños nos puede generar estrés, pues queremos que nuestros hijos se sientan a gusto y que los niños disfruten en un cumpleaños perfecto. Pues queridos amigos, desde Educando a nuestros hijos, queremos recordales que la perfección no existe. Un cumpleaños perfecto sería un cumpleaños donde no falte la diversión y para eso no hace falta hacer un gasto exagerado ni contratar muchos servicios, simplemente podemos usar nuestra imaginación y conocer los gustos de los más pequeños. 


Aquí les damos unas pautas para celebrar un cumpleaños de forma simple y sin estrés. 

Lo primero es decidir qué tipo de cumpleaños queremos hacer. ¿Queremos hacer una pequeña fiestecita en casa con la familia más cercana o queremos invitar a sus amiguitos de la clase? ¿queremos celebrarlo a lo grande en un lugar donde lo dan todo hecho o queremos sorprender y hacer una fiesta más personalizada? Si el cumpleaños cae en una época donde hace buen tiempo, lo ideal es hacerlo al aire libre. Los niños disfrutan mucho más jugando al aire libre y compartiendo con los amigos en un ambiente natural. Otros sitios para celebrar cumpleaños podrían ser en la bolera, en los parques temáticos, en los hinchables, etc.

El siguiente paso es elegir un tema. Este año entre las niñas triunfa Frozen. Mi hija va a cumplir 6 años y su única petición es que toda su fiesta sea de Frozen, para lucir tan bonita como Anna o Elsa.
Afortunadamente, hay temas para todos los gustos y en las tiendas podemos encontrar cualquier tipo de decoración; Hello Kitty, Lego (si quieren ver cómo celebrar una fiesta de Lego de forma divertida y económica, puse aquí), Frozen, deportes, superhéroes, hadas, etc...
Si no desean escoger un personaje, también se puede organizar el cumpleaños de un tema, por ejemplo de mariposas, coches, etc y hacer nosotros mismos la decoración, incluso puede pedir que los niños vengan vestidos de algún color en especial o acordes al tema elegido.

Ahora viene la siguiente cuestión, un poco peliaguda: ¿A quién invitamos a la fiesta de cumpleaños? Para ello debemos contestarnos estas preguntas: ¿ Cuánta gente cabe en el lugar elegido?, ¿A cuántos niños podemos supervisar sin estresarnos?, ¿Invitaremos a toda la clase o sólo a sus mejores amiguitos? Si invitan a toda la clase, las invitaciones se pueden entregar en el colegio, pero si sólo invitan a unos cuantos amigos, es mejor enviárselas por correo o email, para que los demás no se sientan excluidos.
Recuerden que hay que tener en cuenta a los hermanos, que generalmente también asisten y a los padres que acompañan a sus hijos. Intente invitar a los amiguitos con los que realmente sus hijos se llevan bien y no a los hijos de los adultos con los que usted tiene amistad.

Para las invitaciones de cumpleaños, recuerden poner toda la información del cumpleaños, donde se va a celebrar, la fecha y hora (incluyendo la hora en que finaliza), si hay que dejar sólo a los niños, la edad del niño que cumple años, y un nombre y teléfono para confirmar la asistencia. Hay algunas páginas web en las que pueden crear invitaciones personalizadas (paperlesspost o evite.com son algunos ejemplos).

Una vez tenemos todo elegido, hay que decidir las actividades que haremos en el cumpleaños. Recuerden escoger actividades propias de la edad de sus hijos. Intente que ellos se involucren y participen en la decoración, los juegos y actividades. Para ver algunas actividades que se pueden hacer en un cumpleaños, vean nuestro artículo anterior relacionado con este tema.

Elegir la comida: Lo mejor es servir snacks saludables y alimentos libres de mucha azúcar que a los niños les gusten. A todos los niños les gusta la pizza, así que es una buena opción para servir en un cumpleaños. También se pueden hacer pinchitos variados con pan, jamón, queso, frutas, etc. 

Las bolsitas de caramelos no son obligatorias, pero si quiere hacerlas, en lugar de tantos dulces, lo mejor es darles algo diferente: bolsitas con objetos de manualidades, un librito para colorear, útiles escolares, etc.

Antes de decidir el tipo de cumpleaños que quiere hacer, recuerde hacer un presupuesto para que luego no le superen los gastos. Recuerden que no es necesario gastar mucho dinero para que los niños disfruten. Ellos simplemente quieren pasárselo bien junto a sus amigos. El ambiente tiene que ser relajado. Si usted y sus hijos celebran tranquilamente y sin estrés, seguro que pasarán un cumpleaños perfecto!

Influencia de los padres

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Uno de nuestros mayores temores cuando nuestros hijos crecen, es el miedo a perder el control sobre la influencia que nuestros hijos reciben de su entorno más cercano; sus amigos, vecinos, compañeros de clase, etc, influencias que a veces son negativas y los pueden llevar por caminos peligrosos en algunos casos. 


Está claro que los padres no podemos tener a nuestros hijos protegidos en una burbuja. Ellos necesitan experimentar por sí mismos y muchas veces fracasarán y tropezarán con adversidades, pero ello es necesario para que se abran camino en su vida. Sin embargo, los padres sí podemos influenciar en nuestros hijos de forma positiva y orientar a nuestros hijos en temas tan delicados como las drogas y el alcohol, para que sean responsables y tomen el camino correcto.

Aquí enumeramos algunas pautas a seguir para fomentar una relación más estrecha entre padres e hijos:

1. Dar ejemplo: lo hemos comentado varias veces en este blog; el mejor ejemplo lo podemos dar los padres. Hay que evitar ser contradictorios entre nuestras palabras y nuestras acciones. Si por ejemplo, les hablamos de lo nocivo que es el alcohol, también nosotros debemos tomarlo de modo responsable y ser consecuentes. A veces la forma en la que nosotros los padres lidiamos con las emociones, la ira o el estrés, dice mucho más que las palabras.

2. Comunícate con tus hijos: La comunicación es uno de los pilares básicos en la educación de nuestros hijos. Mientras más conozcamos a nuestros hijos, más fácil será guiarlos para que hagan buenas amistades o actividades interesantes. Habla con tus hijos cada día, coménten cómo ha ido el día, pregúntales sus opiniones y demuestra que valoras sus comentarios e ideas.

3. Pon reglas y límites: También hemos comentado anteriormente en este blog, sobre la importancia de poner límites a nuestros hijos. Sí se rompe una regla, no dejes de aplicar las consecuencias de su acción, si les prohiste ver la televisión, por ejemplo, cúmplelo. Esto les enseña a actuar con responsabilidad y asumir las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, nunca está de más, halagarlos cuando cumplen las expectativas.

4. Apoya a tus hijos: Si tu hijo está disgustado, pregúntale y ayúdalo a manejar sus problemas. Ellos tienen que saber que siempre pueden contar con nosotros. Debemos escuchar sus preocupaciones sin juzgarlos e intentar no sermonearlos cuando no estamos de acuerdo. Si queremos que ellos se sientan bien y nos tengan confianza, tenemos que acercarnos a ellos.

5. Participa en la vida diaria de tus hijos: A veces veo niños que están todo el día con otras personas y por la noche, cuando llegan los padres ya cansados, lo que menos quieren es compartir con sus hijos, pues terminan agotados de la jornada laboral. Siempre hemos comentado que el tiempo que pasamos con ellos debe ser de calidad, y aunque sea poco tiempo, ese momento debemos dedicarlo por entero a ellos. Juega con ellos, comparte actividades que le interesen, deja el teléfono a un lado cuando estés con ellos, etc. Son acciones que demuestran que ellos son lo más importante para nosotros.

6. Conoce a sus amigos: Es necesario saber con quién se juntan y quiénes son los amigos de nuestros hijos. Sin duda ellos serán una gran influencia para ellos y si los conocemos, podemos orientar a nuestros hijos, para que creen un ambiente positivo y se relacionen con personas que compartan sus mismos intereses y actividades.




Niños hiperactivos

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¿Alguna vez han conocido a un niño que tiene una energía desmesurada, no es constante con nada, empiezan varias tareas a la vez, sin acabar ninguna o van de un lado para otro constantemente? Pues en eso consiste la hiperactividad. Es un trastorno de la conducta de los niños, que desarrollan una actividad  motora muy intensa, sin que exista un motivo en particular para ello.


Generalmente, está conducta viene acompañada de un déficit de atención que les puede traer problemas en la escuela y otros lugares, además de que suelen ser niños impulsivos y desobedientes, haciendo a veces que su educación sea tarea imposible para sus padres y maestros.

Hay que diferenciar entre hiperactividad y un niño inquieto. A los 3 años, no se puede llamar a un niño hiperactivo, pues a esa edad, los niños están adquiriendo el dominio de su cuerpo y descubriendo sus posibilidades de acción. Todo es nuevo y curioso para ellos y tienen una vitalidad extraordinaria que les lleva a realizar una actividad permanentemente.

Yo, particularmente, he tenido suerte de tener dos niños bastante tranquilos, pero a veces veo a algunos padres desbordados con la crianza de sus hijos, pues ya no saben qué hacer para lograr que sus hijos se comporten bien en la escuela, lugares públicos, en casa, etc. 

No es aconsejable estar gritándoles todo el día, ni prohibirles cosas constantemente, aunque tampoco se aconseja consentirles todo y dejarles hacer lo que quieran. 

Lo bueno sería acudir a un profesional, para que determine si realmente el niño o niña es hiperactivo, después de observar al niño con detenimiento además de indagar en el entorno familiar, si hay alguna otra persona en la familia que la padezca, etc. 

Aunque no existe cura para este trastorno, sí existen diversos tratamientos para controlar la hiperactividad, qué deben ser consultados a un médico antes de implementarlos. Debemos ser conscientes que tener un niño hiperactivo, conlleva una serie de cambios en nuestra actitud, en el hogar y en los materiales que les proporcionamos.

El deporte es una buena vía de canalizar toda esa energía que poseen los niños hiperactivos. Es muy importante que los padres fomenten la realización de actividades físicas y deportivas desde pequeños, aunque deben ser pacientes, ya que estos niños suelen ser muy competitivos y a veces, perder les puede acarrear grandes frustaciones que les pueden llevar al abandono de la actividad.

El deporte es una actividad terapéutica que les ayuda a mantener su autocontrol, ya que activan su cuerpo con el fin de lograr una meta. Los deportes individuales, como natación, taekwondo, karate, atletismo, etc, se les darán mejor que los deportes en equipo como el fútbol o baloncesto.

Un buen entrenamiento, sumado a su tratamiento psicológico, puede mejorar esta condición de hiperactividad y hacer que la vida tanto para el niño, como los adultos, resulte un poquito más fácil.

Regreso a la escuela: se acabaron las vacaciones

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Como hemos comentado en algunos artículos anteriores, la vuelta al colegio hay que prepararla con antelación para que sea lo más llevadera posible, tanto para los padres como para los hijos.

Las vacaciones de verano han sido largas y la mayoría de niños rompen su rutina habitual; tienen unos horarios más relajados, están más ociosos, no llevan una dieta regular, etc. Poco a poco, antes de empezar el colegio, es bueno ir regulando todo esto. Primero se les debe ir ajustando el horario, acostándolos un poco más temprano cada día y levantándolos más pronto, practicando la rutina del día a día.

No hay que hablarles demasiado sobre el inicio escolar porque a veces hablar mucho, hace que los niños se pongan más nerviosos. Los niños suelen aprender las rutinas sobre la marcha y practicándolas, así que lo mejor es preguntarles a ellos sobre cómo ven el nuevo año escolar o escuchar sobre sus miedos e inquietudes, para así ayudarlos a resolverlos.

Es bueno que los padres facilitemos a los hijos el contacto con sus amistades antes del inicio escolar, ya que tener amigos y ser aceptado, es una parte muy importante en la experiencia de nuestros hijos.

Es fundamental que los padres no nos pongamos nerviosos con el inicio escolar, ya que podemos transmitirles nuestra ansiedad y nerviosismo. Hay que tomarlo con naturalidad y hacer que el regreso a la escuela sea un paso agradable para todos.

Los muñecos, un elemento indispensable para el desarrollo de tus hijos

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En anteriores ocasiones, hemos hablado de la importancia del juego en el desarrollo de los más pequeños, pero nunca hemos comentando el papel fundamental que los muñecos y peluches juegan en este desarrollo.


Para tratar este tema, contamos con la colaboración de Disy Muñecas, que en el post de hoy nos hablarán del papel que los muñecos juegan en el desarrollo emocional de los más pequeños:

Generalmente, el primer juguete que se le regala a un niño es un peluche o un muñeco. Y, precisamente, este primer juguete tiene una gran importancia para el desarrollo de los pequeños de la casa. Muchas veces no somos conscientes del papel que juegan en la educación de nuestros hijos los juguetes y muñecos.

El juego es una de las principales bases del aprendizaje de los niños, sobre todo cuando se encuentran en las edades más tempranas. Es a través del juego, como los niños empiezan a entender y procesar su entorno.

Más allá de las horas de juego y diversión que puedan aportar los muñecos a la vida de los niños, estas ofrecen mucho más:
  • Valores sociales y educativos. Jugar con muñecos permite que el niño se identifique con el mundo real de una forma simple. Así, adaptan su propia identidad y realidad social en los propios muñecos, en los que se ven reflejados.

  • Beneficios cognitivos. El crear historias con los muñecos y jugar con ellos fomenta en los niños ciertos beneficios cognitivos como una mayor agilidad mental o una mejor capacidad comunicativa, gracias en gran parte al mayor desarrollo de su imaginación.

  • Estimulan la fantasía y la creatividad. Como comentábamos, los niños crean historias y se inventan aventuras en las que ellos y sus muñecos son los protagonistas, fomentando así la fantasía y la imaginación.

  • Fomentan sentimientos, capacidades y habilidades. Los muñecos influyen en el desarrollo emocional de nuestros hijos, sensibilizándolos, y educándolos en el cariño, el amor y el afecto.
Los niños apuestan por los juguetes que estimulan su aprendizaje.
Cierto es que en la mayoría de las ocasiones los padres suelen ser muy selectivos a la hora de elegir los juguetes que aportan un extra a la educación de los hijos. Sin embargo, son los más pequeños los que finalmente terminan eligiéndolos y, según estadísticas, el 99% de los niños acaban eligiendo juguetes que estimulan su aprendizaje. 
 
Un muñeco o peluche es, al fin y al cabo, un amigo para los niños. Con ellos, los más pequeños suelen reproducir las actividades normales de su entorno, imitando lo que ven a su alrededor, desempeñando diferentes roles con los que conviven en su día a día. ¿Qué niña no ha jugado a ser mamá, doctora o profesora con una muñeca?


Al convertirse en madre, padre o profesor, los pequeños adquieren ciertos valores imprescindibles para su correcto desarrollo personal y social. Asimismo, aprenden a ser responsables sobre los muñecos, a los que tienen que cuidar, enseñar y proteger. Piensa en el tiempo que pasan los niños vistiendo a sus muñecas, eligiendo y combinando sus prendas de vestir, bañándolas o cuidándolas, dándolas de comer o curándolas y consolándolas cuando están enfermas. Son acciones que educan en valores tan importantes como son el amor, la amistad, la protección y, sobre todo, la responsabilidad.

En definitiva, los muñecos pueden constituirse como una auténtica herramienta educativa a través de la cual se puede fomentar el desarrollo de habilidades y capacidades que son esenciales para la vida cotidiana de nuestros hijos.

La llegada de un hermanito

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Todos sabemos que es muy diferente la llegada de un segundo bebé al hogar. Cuando tuvimos el primer hijo, todo eran dudas, éramos primerizos y cualquier pequeño detalle en nuestros hijos era importante para nosotros o nos causaba ansiedad. No quiere decir esto que otro hijo sea menos importante, pero sí nos tomamos las cosas de diferente manera. Ya tenemos más experiencia, sabemos cómo reaccionar en según qué casos y por lo tanto, no somos tan alarmistas en lo concerniente al bebé.


También es verdad que tenemos mucho menos tiempo cuando llega el segundo o tercer hijo. Cuando llega el primer retoño, nos centramos por entero en ellos, mimándoles, dedicándole todo el tiempo, preparamos su llegada con mucho cuidado y antelación y nos preguntamos a menudo cómo un bebé cambiará nuestras vidas.

Por supuesto que nuestras vidas han cambiado y se supone que para bien, pero cuando llega el hermanito o hermanita, estamos tan ocupados intentando llevar nuestra familia de la mejor manera, combinando el trabajo, la casa, nuestro hijo, la pareja, la familia... que apenas tenemos tiempo para centrarnos en la llegada del segundo bebé y a veces ésto nos hace sentir culpables.

A veces los padres nos preguntamos, ¿Querré tanto a este bebé como al primero?, ¿Seré capaz de llevar el ritmo de la nueva familia?, ¿A qué tendrá que renunciar mi primer hijo?, ¿Sentirá celos de su hermano?...en fin, cuestiones como estas pasan por nuestra mente y es totalmente normal.

Yo tenía claro que quería tener dos hijos desde el principio y no esperé demasiado tiempo para tenerlos. Ellos se llevan 2 años y medio y hoy en día pienso que fue lo más acertado, ya que se llevan muy bien, se acompañan, se complementan, cada uno es diferente, con sus gustos, sus particularidades y a pesar de los miedos y preocupaciones, hemos salido adelante con unos niños muy felices.

Tal como hablamos en un artículo anterior, cada hijo tiene su personalidad y no debemos tratarlos por igual, pero sí darles el mismo cariño, formación y educación.

Para nuestro primer hijo o hija, la llegada de un hermanito le va a beneficiar enormemente. Va a sentir el regalo de ser el hermano/a mayor, va a aprender a compartir y se adaptará a los cambios en la familia. Es posible que tenga celos, porque compartir a papá y mamá con otra persona que acaba de llegar a este mundo, no es tarea fácil de entender y más si son pequeños, pero por ello debemos seguir unas pautas para estén preparados a la llegada del hermano o hermana.

Según la edad que tenga, podemos planificar actividades para que el hermano mayor haga con su hermanito, por ejemplo, puede ayudar a cambiar un pañal, a sostener el biberón, a jugar en cierto modo con el bebé, etc. Lo importante es que se sienta incluido y no apartado en la nueva familia.

Antes del nacimiento, sería importante explicarles lo que va a suceder, que los niños recién nacidos son muy delicados, que lloran mucho porque son muy pequeñitos, que necesitan comer y ser atendidos a unas horas, quizás distintas de las suyas.

También sería ideal compartir con nuestro primer hijo unos 5 minutos, antes de realizar cualquier actividad con el nuevo bebé. Leer un libro juntos o fijar una hora para hacer algo con nuestro hijo mayor le hará sentirse querido e integrado.

Cuando estemos cansados u ocupados, lo mejor es ser sinceros con nuestro hijo mayor, pues a veces los niños pueden malinterpretar las emociones de los adultos. Es mejor explicarles la situación o intentar pedir ayuda a otra persona.

Muchos niños cambian de actitud ante la llegada de un hermanito. Se vuelven irritables, agresivos o intentan llamar la atención. Creo que con paciencia, cariño y dedicación, se puede lograr la armonía en la familia y eso incluye tanto a la madre como al padre.

Tiempo con nuestros hijos

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A día de hoy, muchos son los compromisos y obligaciones que tenemos los padres y madres hoy día, pero es necesario que nos paremos a pensar en el tiempo que pasamos con nuestros hijos. No importa tanto la cantidad, sino la calidad de ese tiempo que compartimos con ellos. Cualquier momento es bueno para demostrarles nuestro amor y lo importantes que son para nosotros.


En Educando a nuestros hijos, queremos aportar algunas pautas para aprovechar más el tiempo con nuestros hijos, para que ellos se sientan queridos y apoyados por unos padres que después del trabajo, las tareas de la casa, las compras y otras responsabilidades, nos sentimos desbordados y cansados para compartir con nuestros pequeños.

Lectura diaria: La hora de dormir es ideal para estar con nuestros hijos un ratito. Leerles un cuento por la noche refuerza los vínculos entre padres e hijos, además de ser beneficioso para el niño, pues mejoran sus aptitudes académicas, como la lectura y echan a volar su imaginación con fantasías y sueños.

Hacer de nuestro tiempo juntos una prioridad: Podemos planear actividades donde toda la familia comparte unas horas y debemos ser firmes y cumplir los planes tal como prometimos. Los niños deben sentir que son importantes para nosotros y deberíamos declinar cualquier otro plan que surja, porque ellos son nuestra prioridad.

La hora de la cena: Cenar todos juntos es la mejor forma de compartir en familia los momentos del día, la hora de conocer cómo ha ido el día para todos, hablar y comunicarse. Sería bueno no cenar viendo la televisión y dejar los teléfonos apartados aunque sea una horita. ¿Qué mejor que compartir con nuestra familia los momentos del día?

Limitar el uso de televisión y computadoras: Reconozco que es mucho más fácil para nosotros los padres, dejar que nuestros hijos vean la televisión o estén en el ordenador entretenidos con videojuegos o mirando internet, pero se debería limitar el uso de estos aparatos y no sólo a ellos, sino a nosotros los padres, porque al fin y al cabo, todo el tiempo que pasemos viendo la televisión o sentados en el ordenador, es tiempo que no estamos con ellos.  Saber dividir el tiempo para ellos y para nosotros, no es tarea fácil, pero se puede lograr.

Voluntarios en actividades: Es complicado, debido a la agitada vida laboral que tenemos los adultos, pero en la medida de lo posible, si podemos inmiscuirnos en las actividades de nuestros hijos, tales como participar como voluntarios en algún acto del colegio o asistir a sus actividades extraescolares de vez en cuando, es una buena forma de demostrarle a tus hijos que son importantes para ti.

Centrarse de forma individual: Cuando tenemos más de un hijo, sería bueno enfocarnos en cada uno de ellos de forma individual. Por ejemplo, salir un domingo con el mayor a jugar al fútbol o las chicas se pueden ir de excursión, etc. Preguntémosle qué actividad les gustaría hacer con papá o mamá y dediquésmole un día completo a cada uno de ellos.

Hacer ejercicio: Actividades deportivas o ejercicios de vez en cuando, serían muy beneficiosos para ambos. Montar en bicicleta juntos o hacer algún deporte, además de estrechar lazos es bueno para la salud de padres e hijos y una buena manera de compartir.

Si de verdad queremos pasar tiempo de calidad con nuestros hijos y no sabemos bien cómo hacerlo, seguro que nos ayudan algunas de estas pautas y el esfuerzo valdrá la pena, porque mejorará la comunicación entre nosotros, además de recompensarnos y estrechar lazos familiares.


El amigo imaginario

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"No he sido yo, ha sido mi amigo invisible". ¿Les suena esta frase? Pues yo la escuchado varias veces porque mis dos hijos han tenido un "amigo imaginario o invisible" con el que comparten momentos y juegos.


La etapa en la que los niños suelen tener estas fantasías es sobre los 2 o 3 años. A través de su imaginación, los niños expresan sus miedos, alegrías y sus inquietudes, creando un mundo paralelo en el que se sienten a gusto, aunque a la vez, son conscientes de la realidad.

Muchos niños se crean un personaje en su mente (el de mi hijo mayor hasta tenía nombre) con el que puede representarse a sí mismo, o a alguien a quien admira, ya sea un hermano o hermana, un amiguito, etc, generalmente suele ser de la misma edad y sexo y a través de el proyecta sus experiencias y sentimientos personales. La aparación de este "amigo invisible" es completamente normal, es una etapa que luego pasa.

Esta situación a veces se crea por un sentimiento de verguenza o de culpa, en el que el niño trata de ocultar ante los adultos, las acciones que cree que no están bien y para ello recurre a la fabulación, pues de esta manera, se siente mejor ante sus acciones.

También puede venir por un sentimiento de inferioridad, donde el niño se identifica con super héroes o personajes de los cuentos con los que salen vencedores o descubren riquezas, etc.

Los padres no debemos preocuparnos si surge un "amigo imaginario", ya que a través de él, nuestros hijos dan rienda suelta a sus emociones de forma controlada. También refuerzan la confianza en sí mismos, pues muchas veces se sienten acompañados por su "nuevo amigo". Por ello, los padres no debemos ridiculizar o estimular la relación entre nuestros hijos y su amigo imaginario, sino vigilar que esta relación no le afecta a sus relaciones, ni cambien su actitud por una más agresiva o se vuelvan más retraídos por esta relación.

El período en el que puede surgir el amigo imaginario suele durar hasta los seis o siete años, momento en el que nuestros hijos alcanzan la madurez suficiente para asimilar plenamente la realidad en la que vive y desarrolla su lenguaje, memoria e inteligencia.



Seguridad online para nuestros hijos

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El otro día leía que el 95% de los padres y madres reclaman que en las escuelas se enseñe a los niños clases sobre seguridad online, pues muchos se sienten desprotegidos cuando sus hijos se ponen delante de las tabletas, teléfonos inteligentes o el ordenador.

 Muchos menores intercambian datos en la red con personas desconocidas y es nuestra labor estar al tanto de las actividades de nuestros hijos  en internet y monitorear sus pasos por la web. Podemos mirar el historial de su navegación en la red, tener a nuestros hijos más mayores como "amigos" en Facebook o Tuenti y establecer horarios para el uso del ordenador cuando los padres estemos en casa.

Para empezar, sería necesario controlar y limitar el uso de estos aparatos tecnológicos. Ya no sólo la televisión los "mantiene entrenenidos" sino las tabletas, computadoras y los teléfonos inteligentes, han pasado a formar parte del ocio de nuestros hijos. Como hemos comentado en alguna ocasión, estos aparatos también son una magnífica forma de desarrollar sus habilidades, pero por otro lado, la excesiva exposición a estos medios está relacionado con la obesidad, trastornos de conducta, la falta de sueño o agresividad.

Internet es una red de alcance mundial y debemos vigilar los pasos que nuestros hijos dan y con quién se relacionan. Es bueno establecer unos límites y tener la computadora en un lugar de la casa donde esté a la vista de todo el mundo. Es un error colocar un ordenador en la habitación de nuestros hijos pequeños, porque pueden meterse en problemas sin que nosotros nos demos cuenta.

No está de más que hablemos con nuestros hijos y les eduquemos para que sean unos buenos "ciudadanos tecnológicos". Enseñarles las consecuencias que puede traer el acoso por la red, enseñarles los peligros de dar sus datos personales o íntimos y hablar con ellos para que nos avisen enseguida si se encuentran en una situación de acoso o ciberataque, para apartarlos de las redes sociales y actuar enseguida.

A los menores de 2 años, hay que limitarles la exposición a las pantallas a 2 horas diarias. Para ellos es mucho más necesaria la interacción humana, los juguetes con los que puedan desarrollar su creatividad y sus habilidades motoras.

Es cierto que en las escuelas se debería hablar de todo esto con nuestros hijos, pero los padres somos los principales responsables de que nuestros hijos utilicen los medios de forma mesurada y con responsabilidad.


A veces debemos decir NO

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Tanto en situaciones de la vida cotidiana, como en el trato con nuestros hijos, a muchos padres se nos hace difícil decir NO a nuestros hijos, primero porque ceder es la forma más fácil de evitar los conflictos y segundo porque pensamos en que ellos van a sufrir si les negamos lo que nos piden.

Los padres debemos reflexionar sobre la importancia de mantener una disciplina y establecer límites, pues con ello les enseñamos a dominarse y mantener un autocontrol en su propia vida.

A veces los niños tienen un encanto irresistible y nos es muy fácil sucumbir a sus peticiones. Muchas veces, los padres estamos cansados, no tenemos tiempo o ganas para enfrentarnos a nuestros hijos y muchos terminamos cediendo a sus peticiones.

Cuando le decimos NO a nuestros hijos, debemos hacerlo de forma racional, ser coherentes con nuestra decisión y siempre respetuosos. También tenemos que adaptarnos a la edad del niño cuando hablemos con ellos, para que entiendan la decisión.

Los niños y jóvenes se sienten seguros cuando a los padres se nos ve seguros al colocar esos límites. Ellos sientes que los padres estamos ahí para protegerlos, aunque en el momento no entiendan el porqué de la decisión. Esto ayuda a nuestros hijos a formar su personalidad. La familia es clave en la personalidad de los hijos, por lo tanto, si les brindamos un clima de seguridad y comunicación, ellos se sentirán mucho más respaldados y seguros.

Si le decimos un NO a un niño o adolescente y posteriormente le cambiamos al SÍ, estamos propiciando que nuestros hijos no aprendan a tolerar las frustraciones y en el futuro, les costará solucionar los problemas que la vida les pueda plantear.

No es necesario ser tajante, se pueden ofrecer alternativas, pero hay que recordar que un NO bien dicho, puede abrir las puertas a muchos "SI" en el futuro.

Adolescentes: ruptura en la era digital

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Los que pasamos por esa etapa, sabemos que la adolescencia es una edad en la que nos enamoramos muy fácilmente y las hormonas se nos revolucionan casi sin darnos cuenta. El primer amor es muy intenso y cuando se empieza la primera relación de pareja (que en esta edad puede durar años, meses, semanas, días o incluso horas) las sensaciones y emociones están a flor de piel.


Los padres no debemos tomarnos estas relaciones de adolescentes de forma trivial. A esas alturas, ya seguramente habremos tenido la famosa charla sobre sexo con nuestros hijos (si no es así, deberíamos hacerlo) y sobre las relaciones de pareja, riesgos, etc.

Actualmente, la tecnología ha revolucionado todos los ámbitos de nuestras vidas y las relaciones de pareja no son una excepción. Con todo un abanico de medios sociales, los adolescentes publican en la web su estado, comparten con los amigos el nuevo chico o chica con la que están saliendo o comunican al mundo su ruptura amorosa. Hay que tener cuidado con este tema, porque en la era digital, es muy fácil propagar cosas íntimas de los demás, por ejemplo, en el caso de una ruptura, cualquiera puede publicar fotos, comentarios o mensajes escritos por la web para que todo el mundo lo vea y avergonzar a la otra persona. Los adolescentes en general son muy sensibles y a veces no tienen la madurez suficiente para discernir entre lo bueno y lo malo y muchas veces se dejan llevar por los amigos o el entorno. Por eso es bueno hablar con nuestros hijos sobre ese tema, sobre las cosas que exponen en su perfil digital y los medios sociales, como facebook, twitter, tuenti, instagram, etc. y lo que comparten con sus parejas. 

Los adolescentes empiezan sus primeras relaciones a muy temprana edad y muchas veces no tienen la madurez necesaria aunque ya tengan un cuerpo de adulto. Los padres debemos estar atentos, no menospreciar esas relaciones, pues en esta edad para nuestros hijos, el mundo gira en torno a este nuevo amor. Para ellos una ruptura significa el fin del mundo, así que ahí estaremos nosotros para recordarles que todo pasa y que sobrevivirán a la experiencia y encontrarán un nuevo amor. Además les guiaremos sobre lo que es apropiado y lo que no deben hacer en los medios sociales y en su entorno.

¿A qué edad nuestros hijos pueden salir solos?

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Ya en la preadolescencia o quizás antes, nuestros hijos empiezan a pedirnos permiso para ir a casa de sus amigos, ir al cine o acudir a alguna fiestecita ellos solos. Muchos padres nos preguntamos: ¿Cuál es la edad adecuada para permitir a nuestros hijos salir solos? Bien, no se puede asegurar una edad concreta, pues todo depende del grado de madurez y responsabilidad que tenga cada niño. Cada uno es diferente y nosotros los padres sabemos si nuestro hijo/a es capaz de salir un rato o quedarse solo en casa un momento.


Hay niños que se sienten más inseguros y quieren estar acompañados siempre de un adulto, sin embargo, otros están deseando que confiemos en ellos y demostrar su responsabilidad, pues quieren dar un paso más para que nos demos cuenta que están creciendo.

Lo primero es encomendarles tareas pequeñas, cuando sintamos que estan preparados. Por ejemplo, mandarlos a comprar el pan a la panadería de la esquina o dejarlos ir a casa del amiguito del colegio que vive muy cerca. Sobre la edad de 8-9 años, si el niño/a ha alcanzado cierta madurez, se le puede dar un margen de confianza, siempre advirtiéndole de los peligros, la educación vial, etc.

Los niños de 10 a 11 años, ya quieren empezar a salir con sus amigos ellos solos. Por ejemplo, quieren ir al cine, al centro comercial, etc. Lo ideal es que los padres conozcamos de antemano a los amigos de nuestros hijos y sepamos siempre con quién están, además deberíamos llevarlos y recogerlos al lugar donde vayan, controlando siempre la situación. 

Pienso que los padres no debemos reprimir excesivamente a nuestros hijos por nuestros miedos. Es cierto que hoy en día no es como antes, cuando uno iba sólo caminando al colegio desde bien temprano o cuando pasábamos las tardes a nuestro aire y aparecíamos por casa a la hora de cenar. Hoy en día todo ha cambiado y los padres tenemos recelo de dar ciertos permisos a nuestros hijos. Esto es normal, pero como hemos dicho antes, si el niño demuestra madurez, debemos darle un voto de confianza. Los niños tienen que aprender a relacionarse, a orientarse, a manejar ciertas situaciones cotidianas para que no lleguen a la adolescencia siendo inseguros y vulnerables.

También hay momentos en que debemos decir "NO". Cuando el lugar o el grupo con el que va no nos inspira confianza, no debemos ceder y ser firmes en nuestra decisión. Lo ideal es consensuar con la pareja para que los dos tengan la misma determinación, porque sino, es cuando el niño nos manipula y nuestra decisión se tambalea. Tampoco debemos sentirnos presionados por el grupo. Por ejemplo, cuando nos dicen "todos los de mi clase van a ir" o frases parecidas. Si no lo tenemos claro, es mejor seguir con nuestra negativa. Seguramente estarán enfadados con nosotros por un buen tiempo, pero darles total libertad sería negativo para ellos. Recuerdo cuando tenía 15 años y quería ir a alguna fiestecita y no me dejaban, lo frustrada que me sentía. No podía entender por qué no me dejaban ir a "la fiesta del siglo". Ahora que soy madre, me doy cuenta que ciertas decisiones no se toman a la ligera. Debemos manejar la situación con inteligencia emocional y saber lo que es mejor para nuestros hijos. Si les decimos que no, siempre es bueno ofrecer alguna otra alternativa, que ponga las cosas más fáciles entre los padres y los hijos.

Preparados para emergencias

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Cuando ocurre alguna catástrofe natural o alguna emergencia, siempre pensamos que esas cosas sólo le pasan a los demás, pero lo cierto es que muchas cosas pueden ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento y debemos estar preparados para ello y orientar a nuestros hijos para que sepan cómo actuar en caso de emergencia.


Un incendio, una inundación, un terremoto, un huracán o tornado en algunos países, son cosas que pueden suceder y escapan a nuestro control.

Lo primero es establecer un plan en la familia como previsión por si ocurre alguno de estos desafortunados accidentes de la naturaleza. Éste puede ser decisivo y salvar vidas. Los adultos tendemos a procrastinar y dejar las cosas para otro momento, pero lo mejor es siempre elaborar un plan y ponerlo a la vista para que toda la familia esté al tanto. Nuestros hijos van a lidiar con estas situaciones según nos vean reaccionar a nosotros y para ello lo mejor es que estemos preparados ante cualquier adversidad. Si los padres nos ponemos histéricos, todo se puede convertir en un caos.

En Educando a nuestros hijos, les queremos ofrecer algunos consejos para enfrentarnos a estos accidentes:

Conocer los riesgos: ningún lugar es 100% seguro. Hay que conocer bien el área, las salidas de emergencia, poner los teléfonos de emergencia en un lugar bien visible, etc.
 
Es mejor proveerse de un botiquín de primeros auxilios, linternas, una radio de pilas, etc, además tener botellas de plástico limpias por si necesitan abastecerse de agua potable en caso de emergencia. Escojan también algunos alimentos no perecederos en lata, que se pueden ir sustituyendo cada cierto tiempo.

El kit básico de emergencias:

Una garrafa de agua por miembro en la familia
Una muda de ropa para cada uno
Comida no perecedera
Medicinas básicas
Un abridor de latas
Una linterna
Mantas
Pilas
Radio de pilas
Copias de los documentos más importantes de todos los miembros de la familia
Teléfonos de los familiares más cercanos
Kit de primeros auxilios
Una mochila con algunos entretenimientos para los niños

Tengan a mano los datos de sus compañías de seguro, teléfonos, etc. Hay que estar al tanto de lo que nos cubren y lo que no, pues siempre nos podemos llevar sorpresas desagradables.

Sobretodo los padres debemos mantener la calma, informar bien a nuestros hijos sobre cómo proceder en caso de emergencia, a quién deben llamar o lo que deben tener preparado. Por ejemplo, deben saber que en caso de incendio, hay que ir por el suelo, taparse la cara con un pañuelo e intentar respirar lo menos posible el humo, etc. Son cosas básicas de las que debemos hablarles.

Mientras más informados estén, menos miedo tendrán a enfrentarse a esas situaciones y será más fácil para toda la familia.






Errores al educar a nuestros hijos

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Me hago eco de un artículo publicado en el diario ABC en el que el Dr. Cortejoso nos enumera los errores más comunes que los padres cometemos al educar a nuestros hijos. Es cierto que no es fácil la tarea de educar a un niño. Influyen muchos factores y no podemos tenerlos en una burbuja, protegidos y relacionándose sólo con quien nos guste. La tarea principal de los padres es guiarlos para que ellos escojan el buen camino. No siempre lo conseguimos. 


A continuación les muestro los fallos más comunes según este psicólogo, cuando educamos a nuestros hijos y algunos consejos para evitarlos:

1. No escuchar a nuestros hijos: A veces es cierto que no escuchamos lo que nuestros hijos tienen que decirnos. Les cortamos a media conversación y damos por hecho lo que nos quieren decir. Hay que tener paciencia, escucharles y dejarles explicar sus motivos. Quizás así entenderemos mejor ciertos comportamientos.

2. No reconocemos sus puntos fuertes o virtudes: No siempre halagamos a nuestros hijos cuando hacen algo bien hecho o le quitamos mérito a algún logro. Es muy importante en su educación alabarlos y alentarles a que hagan las cosas bien, no sólo regañarlos cuando cometen algún fallo. El halago es un arma muy fuerte en su educación y no hay nada como sentirte valorado cuando haces las cosas bien.

3. El respeto a su personalidad: Hemos comentado en varias ocasiones que cada niño es único y diferente y por ello no se deben educar de la misma forma que otros niños. Cada uno tiene su personalidad, sus objetivos y sus virtudes. Hay que saber cómo sacar provecho de ellos y adaptarnos a su personalidad. 

4. La sobreprotección: Muchos padres caen en el grave error de sobreproteger a sus hijos. Hay que proteger a los niños, pero a la vez darles cierta autonomía y perder el miedo eterno que tenemos los padres a que les pase cualquier cosa. Si los sobreprotegemos, podremos ocasionarles graves consecuencias para el futuro, donde no estarán tan vigilados por nosotros.

5. Acostumbrarles a que les den todo hecho: Hay niños que  están acostumbrados a que les den todo hecho y nunca han hecho el mínimo esfuerzo para aprender a hacer algo por sí solos. Este es un error grave, porque si no les damos pequeñas responsabilidades y les enseñamos tareas propias de cada edad, cuando crezcan se sentirán inútiles y no serán capaces de ser autónomos e independientes.

6. Gritarles: Muchas veces perdemos el control y terminamos gritando a nuestros hijos. Estos  gritos les acarrean muchas consecuencias negativas, ya que les podemos dar a entender que esa es la única forma de relacionarse con los demás.

7. Intentar educar igual a los hermanos: Como hemos comentado antes, cada niño es diferente. Una cosa es intentar transmitirles los mismos valores a los hermanos, que es lo correcto, y otra cuestión es que intentemos que sean iguales en todo, que no es correcto. Cada niño es distinto y se debe educar en la individualidad. Un hermano tendrá unos puntos fuertes y otros débiles que habrá que corregir, y no por ello el otro hermano será igual. En este artículo hablamos sobre ello.

8. Comparar a nuestros hijos:  Las comparaciones son odiosas y es algo a lo que los padres recurrimos constantemente. "Mira tu hermano como"…, "si fueras como tu amigo que"…, "mira tu primo lo bien que"… Debemos evitar las comparaciones y no atormentarlos continuamente al compararlos con los demás.

9. No limitarlos constantemente en cosas sin mucha importancia: Como ejemplo nos ponen que si tu hijo te hace un buen dibujo en la pared de casa, seguramente te vas a enfadar y gritarle, pero la idea es sopesar si es para tanto. Quizás el dibujo es bueno y debemos proporcionarle los medios para hacerlo en otro lugar más adecuado. Hay que darles cierto margen de actuación para que explore y descubra poco a poco sus intereses, capacidades y limitaciones.

10. No comunicarnos con nuestros hijos: En este blog no nos cansamos de decir una y otra vez que la comunicación con nuestros hijos es de vital importancia. Da igual la edad y el tema, lo importante es hablar con ellos y escuchar lo que nos tienen que decir, crear confianza para que sean capaces de contarnos cualquier problema o duda que tengan. Una buena comunicación creará un buen vínculo entre padres e hijo.

Accidentes infantiles: quemaduras

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Es muy normal que el algún momento nuestros hijos puedan sufrir quemaduras debido a algún accidente o descuido. Los niños pequeños suelen ser muy curiosos y tienen la piel muy sensible, por eso es nuestro deber estar atentos y protegerles de una posible quemadura.

Si la quemadura es leve, se puede tratar desde casa y no entraña mayor peligro, pero si la quemadura es algo más serio, debemos acudir a un hospital sin pensarlo.


A continuación les enumeramos algunas causas comunes por las que nuestros hijos podrían sufrir quemaduras:

Debido al vapor (de algo que se cocina, del baño o la plancha), los niños podrían sufrir escaldaduras. Siempre hemos de estar atentos cuando estemos cocinando y probar el agua antes del baño.

Contacto con llamas u objetos calientes: Puede ocurrir también en la cocina, en la chimenea, secador de pelo y algunos electrodomésticos que emanan calor o fuego.

Quemaduras por químicos: Ocurren al tragar sustancias peligrosas, como lejía, detergentes, pilas pequeñas o cuando se derraman líquidos peligrosos y causan contacto con la piel.

Quemaduras eléctricas: cuando ocurre debido a algún cable suelto o al meter los dedos en un enchufe, etc.

Quemaduras por el sol: cuando los sobre-exponemos al sol sin protección.

Las quemaduras se clasifican en 1er, 2do y 3er grado, dependiendo del daño ocasionado en la piel. Las más leves son las quemaduras de primer grado y generalmente producen enrojecimiento en la piel o hinchazón, además de dolor. Las quemaduras de segundo grado pueden producir ampollas y el área quemada pues ser más rojiza y las de quemaduras de tercer grado, son evidentemente las más peligrosas y pueden producir entumecimiento debido al daño causado en el sistema nervioso.

Cualquiera de estos tipos de quemaduras puede ocurrir debido a los accidentes mencionados anteriormente. Debemos actuar con rapidez para reducir la temperatura del área quemada y evitar daños mayores en los tejidos.

Cómo actuar cuando algún niño sufre una quemadura:

Si su hijo sufre una quemadura de primer grado, lo primero que se debe hacer es quitarles la ropa alrededor del área quemada y echarles agua fresca en la quemadura. A continuación debemos pondremos alguna crema de aloe vera varias veces al día sobre el área afectada. Si quiere puede protegerlos con una tirita, aunque no es muy recomendable en los más pequeños.

Si su hijo sufre una quemadura que sospecha puede ser de segundo o tercer grado, inmediatamente se debe acudir al hospital y buscar atención médica al igual que si la quemadura es de más de 5 centímetros de diámetro, si la quemadura es por fuego, por electricidad o por tragar algún elemento químico. Si la quemadura se produce en la cara, manos o genitales o si cree que puede haber infección, también debería acudir a un especialista.

Mientras espera la llegada del médico, mantenga a su hijo recostado con la zona afectada lo más elevada posible. Tenga cuidado de no quitar la ropa que esté adherida a la piel ni romper ninguna ampolla.

Si cree que su hijo ha ingerido alguna sustancia química o se ha tragado algún objeto, no deje de acudir a urgencias inmediatamente.

Lo ideal es que evitemos este tipo de situaciones. La precaución es la mejor solución a las quemaduras y los padres podemos reducir el riesgo de que nuestros niños sufran este tipo de accidentes. Mantenga los mecheros, cerillas, químicos, velas, etc, lejos del alcance de los niños y cuando vayan a estar expuestos al sol, siempre aplicarles crema protectora, no sólo cuando van a la playa o piscina.