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La primera década

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Mi hijo mayor ya va a cumplir 10 años y a veces admiro de la transformación tanto física como de madurez que ha dado. El tiempo pasa muy rápido y viéndolos crecer nos percatamos de ello y nos damos cuenta de que nuestros hijos, que fueron bebés hace muy poco, ya se acercan a la pubertad y ya se sienten mayores, exigiéndonos cada vez más libertad y autonomía.

En esta edad, los niños entran en un período de transición y pasan a tener más dominio de su propio cuerpo. Los chicos se vuelven más competitivos y desarrollan la capacidad de practicar más ejercicio, poniéndose metas y sometiendo su resistencia a mayores desafíos, mientras que las niñas van notando cómo su cuerpo va cambiando y aparecen sus curvas y primeros signos de la pubertad.

Al cumplir los 10 años es cuando debemos afianzar las pautas para un buen crecimiento y una vida saludable. Ya sus hábitos de alimentación, higiene y descanso deben estar perfectamente establecidos y  deben ser parte de su rutina diaria. Hay que tener en cuenta la continua exposición a la "comida basura"  con la que constantemente se ven bombardeados en cada publicidad, por ello debemos mantenernos firmes en la alimentación dentro de casa y dar ejemplo con nuestros propios hábitos alimenticios,

En cuanto a su desarrollo intelectual, los niños de 10 años son más conscientes de lo que sucede a su alrededor y empiezan a solicitar más independencia; nos piden jugar a solas con sus amigos, ir a menos actividades con sus padres, más privacidad en su computadora, etc. A esta edad no debemos negociar sobre ciertos temas y límites que les hayamos impuesto, sin embargo sí debemos argumentar y explicarles el porqué de esos límites y darles las pautas que le permitirán seguir madurando. 

Muchos niños ya empiezan a cuestionar nuestras normas e incluso a mostrar su desacuerdo y ello nos hace replantearnos algunas cosas. Es posible que a medida que van creciendo, podamos ceder y suavizar algunas normas, pero no debemos caer en la trampa de tener que defender aquellas que nos parecen correctas y razonables para su edad.

Debemos ser muy pacientes y empezar a alentarlos a que tomen sus propias decisiones, incluso aunque nos parezcan equivocadas, lo mejor es no descalificarlos, sino encontrar el modo en que ellos mismos se den cuenta de la falta de base que tiene sus argumentaciones para que puedan superarlas y seguir adelante.

Se acerca la adolescencia, una etapa muy compleja en la que deberemos ser pacientes y ser muy cercanos a nuestros hijos, para que su desarrollo y sus relaciones familiares transcurran de la forma más natural posible.