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El cambio de la cuna a la cama

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No existe una edad establecida para dar el paso de la cuna a la cama, pero generalmente hacia los dos años suelen tener esa necesidad. 

 Recuerdo que a mi primer hijo lo cambié a los dos años justos. Se veía una pequeña bolita encogida en esa cama tan grande, pero enseguida se adaptó y no fue nada traumático el paso. Sin embargo, a mi hija pequeña, la cambié casi a los 3 años, más que nada por comodidad nuestra, porque sabíamos que era más intranquila y le iba a costar permanecer en su cama por las noches. 

Efectivamente, nuestra previsión se cumplió, pues a la que se dio cuenta de que podía bajarse sola, la teníamos cada dos por tres dando vueltas por toda la casa.

El cambio de la cuna a la cama es señal de que nuestro hijo está creciendo y está dejando de ser un bebé. Se deben seguir unas pautas y normas de seguridad para que todo esté controlado. Seguramente el niño esté excitado por dormir en una cama nueva o quizás siente rechazo por no verse en el mismo ambiente que tenía desde que nació. 

Debemos colocar los mismos objetos quer tenía en la cuna, (ya sea un muñeco con el que duerme o una mantita) y animarles dejando que el pequeño participe en la decoración de la nueva cama. Podemos hacer el cambio divertido, colocando pegatinas o poniendo unas sábanas chulas que llamen la atención. 

Es importante acompañarlos en su primera noche en la cama. Sería adecuado leerles algún cuento o cantarles alguna nana para que se relaje antes de dormir. También le iría bien tener una luz indirecta que ilumine un poco la habitación. 

Por supuesto hay que proteger los laterales de la cama con una barandilla para evitar que el pequeño se caiga a mitad de la noche. Volvemos a apuntar que cada niño es diferente y depende del carácter y el grado de madurez la aceptación de este cambio, pero por supuesto, nosotros los padres podemos intuir cuándo están preparados para este cambio y transmitirle nuestra alegría y nuestro orgullo al ver que nuestro pequeño ha dado otro gran paso de niño mayor.