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Educación por etapas

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Cada etapa en el crecimiento de nuestros hijos es importante. Aquí os dejo una guía con los valores y consejos para cada etapa de nuestros hijos:

Etapa de 0 a 3 años

En la etapa de 0 a 3 años, los bebés responden muy bien a los estímulos visuales, por este motivo es muy importante utilizar el lenguaje no verbal, los gestos, para llamar su atención y hacerlos reír si es posible.

Nuestros hijos todavía no hablan fluidamente, sin embargo es de vital importancia que nos comuniquemos con ellos por medio de las palabras, para que vayan entendiendo su significado. Les debemos hablar de manera muy clara, ayudándonos de gestos si hace falta y olvidándonos de los diminutivos, de esta manera se acostumbran a escuchar las palabras bien dichas desde el principio.

Otra manera de comunicarnos con los bebés, es a través del contacto físico; con caricias, besos, cosquillas, masajes…etc. Estas acciones les darán seguridad, además de transmitirle afecto y reforzar los vínculos que tenemos con ellos. Es nuestra tarea establecer unas bases de comunicación con nuestros hijos desde la más tierna infancia.

Etapa de 3 a 6 años

En la etapa de 3 a 6 años, nuestros hijos ya hablan y dominan en mayor medida la comunicación con los demás. Es cuando empieza la etapa de los ¿porqué? Muchas veces nos preguntan ¿por qué?, no por el hecho de saber la respuesta correcta, sino para escucharnos a nosotros hablar y así poder ampliar su vocabulario. A los niños les encanta aprender palabras nuevas.

En esta etapa, debemos hablarles con claridad, darles a conocer el nombre de cada cosa, tal como es y tal como suena. De esta forma les ayudamos a utilizar el vocabulario correctamente.

Les haremos preguntas del tipo: ¿Qué has hecho en el colegio hoy?, con la finalidad de que puedan respondernos a su manera y se puedan alargan tanto como deseen en la explicación. También es conveniente habituarnos a charlar con ellos de sus propios sentimientos y de lo que pensamos nosotros.

Expresar los sentimientos y ponerle nombre a lo que le pasa es un ejercicio muy saludable para nuestros hijos, porque los ayuda a gestionar sus propias emociones.

En esta etapa es muy importante consolidar los hábitos sociales de buena educación, como son decir “buenos días o buenas tardes” al llegar a un sitio, dar las gracias o pedir las cosas por favor.

Etapa de 6 a 12 años

En la etapa de 6 a 12 años, nuestros hijos crecen, tienen muchas vivencias y les gusta que les pregunten sobre ellos y sus cosas. Por eso hace falta encontrar los momentos adecuados para hablar con ellos y saber escuchar lo que nos dicen, mostrando todo nuestro interés. Saber escuchar, hablar con franqueza, mantener una actitud positiva y mostrar empatía (es decir, ponerse en el lugar de la otra persona), son actitudes que promoverán el buen clima y el diálogo con nuestros hijos.

Es el momento para que nuestros hijos empiecen a saber utilizar los diferentes registros del lenguaje, no es lo mismo hablar con amigos o con los compañeros de clase, que con los padres, abuelos o cualquier persona adulta.

Etapa de 12 a 18 años

En esta etapa de los 12 a los 18 años, empieza la difícil etapa de la adolescencia, en la que parece que se alejen de nosotros. Se nos hace más difícil comunicarnos con ellos, nos explican menos cosas y cuando les preguntamos, no siempre contestan correctamente. Como padres, hemos de ser conscientes que en esta etapa, el grupo de amigos pasa a tener una gran influencia sobre nuestros hijos, por lo tanto, priorizarán la comunicación con ellos antes que nosotros.

Debemos establecer un diálogo con franqueza, evitando los interrogatorios del estilo de “¿con quién has estado?, ¿dónde has estado?, ¿qué has hecho?”...o “yo a tu edad ya hacía…” También debemos encontrar el momento adecuado para hablar con ellos, evitando esperarlos en la puerta y abordarlos a preguntas en cuanto llegan.

Durante esta etapa, se les educa más con hechos que con palabras, es decir, nuestros hijos se fijan más en lo que hacemos que en lo que decimos, porque nuestras acciones son también una manera de comunicarnos.

Hemos de intentar ser lo más coherentes posible entre nuestro discurso y nuestras actuaciones. Es muy importante en esta etapa que el padre y la madre compartan los mismos criterios.