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Mostrando entradas con la etiqueta hermanos. Mostrar todas las entradas
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La llegada de un hermanito

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Todos sabemos que es muy diferente la llegada de un segundo bebé al hogar. Cuando tuvimos el primer hijo, todo eran dudas, éramos primerizos y cualquier pequeño detalle en nuestros hijos era importante para nosotros o nos causaba ansiedad. No quiere decir esto que otro hijo sea menos importante, pero sí nos tomamos las cosas de diferente manera. Ya tenemos más experiencia, sabemos cómo reaccionar en según qué casos y por lo tanto, no somos tan alarmistas en lo concerniente al bebé.


También es verdad que tenemos mucho menos tiempo cuando llega el segundo o tercer hijo. Cuando llega el primer retoño, nos centramos por entero en ellos, mimándoles, dedicándole todo el tiempo, preparamos su llegada con mucho cuidado y antelación y nos preguntamos a menudo cómo un bebé cambiará nuestras vidas.

Por supuesto que nuestras vidas han cambiado y se supone que para bien, pero cuando llega el hermanito o hermanita, estamos tan ocupados intentando llevar nuestra familia de la mejor manera, combinando el trabajo, la casa, nuestro hijo, la pareja, la familia... que apenas tenemos tiempo para centrarnos en la llegada del segundo bebé y a veces ésto nos hace sentir culpables.

A veces los padres nos preguntamos, ¿Querré tanto a este bebé como al primero?, ¿Seré capaz de llevar el ritmo de la nueva familia?, ¿A qué tendrá que renunciar mi primer hijo?, ¿Sentirá celos de su hermano?...en fin, cuestiones como estas pasan por nuestra mente y es totalmente normal.

Yo tenía claro que quería tener dos hijos desde el principio y no esperé demasiado tiempo para tenerlos. Ellos se llevan 2 años y medio y hoy en día pienso que fue lo más acertado, ya que se llevan muy bien, se acompañan, se complementan, cada uno es diferente, con sus gustos, sus particularidades y a pesar de los miedos y preocupaciones, hemos salido adelante con unos niños muy felices.

Tal como hablamos en un artículo anterior, cada hijo tiene su personalidad y no debemos tratarlos por igual, pero sí darles el mismo cariño, formación y educación.

Para nuestro primer hijo o hija, la llegada de un hermanito le va a beneficiar enormemente. Va a sentir el regalo de ser el hermano/a mayor, va a aprender a compartir y se adaptará a los cambios en la familia. Es posible que tenga celos, porque compartir a papá y mamá con otra persona que acaba de llegar a este mundo, no es tarea fácil de entender y más si son pequeños, pero por ello debemos seguir unas pautas para estén preparados a la llegada del hermano o hermana.

Según la edad que tenga, podemos planificar actividades para que el hermano mayor haga con su hermanito, por ejemplo, puede ayudar a cambiar un pañal, a sostener el biberón, a jugar en cierto modo con el bebé, etc. Lo importante es que se sienta incluido y no apartado en la nueva familia.

Antes del nacimiento, sería importante explicarles lo que va a suceder, que los niños recién nacidos son muy delicados, que lloran mucho porque son muy pequeñitos, que necesitan comer y ser atendidos a unas horas, quizás distintas de las suyas.

También sería ideal compartir con nuestro primer hijo unos 5 minutos, antes de realizar cualquier actividad con el nuevo bebé. Leer un libro juntos o fijar una hora para hacer algo con nuestro hijo mayor le hará sentirse querido e integrado.

Cuando estemos cansados u ocupados, lo mejor es ser sinceros con nuestro hijo mayor, pues a veces los niños pueden malinterpretar las emociones de los adultos. Es mejor explicarles la situación o intentar pedir ayuda a otra persona.

Muchos niños cambian de actitud ante la llegada de un hermanito. Se vuelven irritables, agresivos o intentan llamar la atención. Creo que con paciencia, cariño y dedicación, se puede lograr la armonía en la familia y eso incluye tanto a la madre como al padre.

El hijo favorito

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Los que no hemos sido hijos únicos, seguramente en algún momento de nuestras vidas hemos tenido la sensación de que alguno de nuestros hermanos o nosotros mismos somos los hijos favoritos de papá o mamá.

Cuando a un padre o madre se les pregunta si tienen algún hijo predilecto, generalmente la respuesta es que los quieren a todos por igual, pero varios estudios han demostrado que los padres, aunque no lo admitan, sienten mayor predilección por alguno de sus hijos.


De pequeña siempre tuve la sensación de que mi hermano mayor era el favorito de mis padres. Ahora que soy madre, a veces me pregunto si tendré algún favoritismo entre mis dos hijos y cómo reaccionaré ante ello.

Personalmente pienso que no se trata de que un hijo sea el favorito o no, sino que es cuestión de afinidad de caracteres. Inconscientemente es posible que sintamos más afinidad con el hijo que mejor relación tenga con nosotros o más parecido sea a nuestro carácter, sin que ello signifique que sea el favorito o favorita. Es normal sentir mayor empatía y más facilidad de comunicación con alguno de nuestros hijos, al igual que nos sucede con las personas con las que nos relacionamos en nuestro entorno.

Existen estudios que indican que los primogénitos son más propensos a ser los hijos favoritos sin embargo nada impide que el segundo o tercer hijo le robe el protagonismo y termine siendo el predilecto.

Los niños que notan esas diferencias y se sienten menos queridos, suelen llamar la atención de sus padres portándose mal y muchas veces tienen falta de autoestima, llegando a desarrollar alguna depresión o ansiedad. Si bien, es cierto que a veces el resto de familiares que se percatan de la situación, suelen "compensar" ese favoritismo, dándole más atención a estos niños.

Los padres no debemos sentirnos "culpables" por tener preferencias por algún hijo. Cada familia es diferente y las circunstancias en la que nuestros hijos han venido al mundo pueden haber sido totalmente distintas. Lo que no debemos hacer nunca es discriminar al resto de hijos ni fomentar los celos entre hermanos. Debemos mantener momentos y relaciones en exclusiva con cada uno de nuestros hijos e intentar fomentar su autoestima, apreciando las virtudes de cada uno y reconociendo los defectos de todos. Es posible querer a todos los hijos por igual aunque se les quiera de manera distinta.

He aquí alguna lectura interesante sobre el tema:

Trato entre hermanos

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¿Hay que tratar a los hermanos por igual? Esta pregunta nos la hacemos algunos padres que tenemos 2 o más hijos, pues siempre tendemos a tratar a nuestros hijos de la misma forma para no crear envidias ni celos, pero lo cierto es que es un error tratar a los hijos por igual.


Cada niño es diferente. Aunque sean hermanos, cada hijo tiene unos gustos, un carácter y unas necesidades diferentes. En mi caso, tengo dos hijos y los dos son completamente diferentes, tanto en carácter, como en gustos y por ello, no pueden ser educados de la misma forma.

Por regla general, los padres dicen que educan a sus hijos igual, sin embargo, esto puede generar conflictos entre los niños. Está claro que a veces es conveniente un trato igualitario, pero en otras ocasiones, será imprescindible diferenciar el trato a cada hermano, según sus necesidades. Mi hijo mayor es tranquilo, le gustan los números, tiene mucha paciencia y se entretiene con cualquier cosa durante mucho tiempo. Mi hija pequeña es más artística, más intranquila y no se concentra ni 5 minutos en una sola cosa. A uno le gusta el chocolate, a otra le gustan los helados. Por poner un ejemplo, si una tarde estamos paseando, no podemos obligar a los dos a que se coman un helado, porque a uno le gusta, pero al otro no; por más igualitarios que intentemos ser, hay situaciones en que debemos diferenciarlos.

No se puede atender por igual a los hijos cuando hay dos o más. Generalmente con el primero aprendemos de nuestros errores e intentamos no repetirlos con el segundo. En mi caso, con el primero tenía más dudas, mas temores y mayor precaución pues me preocupaba cualquier cosa que pudiera pasarle. Con la segunda, todo fue más fluido. Eso no quiere decir que no me preocupara por ella, pero aprendí a no sobreprotegerlos, a confiar más en ellos y darles más autonomía. Tampoco son iguales las necesidades para edades distintas.

Lo que hay que tener claro, es que el objetivo de la educación no es la igualdad entre hermanos, sino intentar darle a nuestros hijos lo mejor para cada uno, teniendo en cuenta su personalidad y sus características particulares. Los niños requieren un trato personalizado y debemos hacerles sentir que son únicos. Es buena idea compartir momentos por separado con cada uno de ellos. Por ejemplo, que el padre se vaya a un partido con su hijo o que la madre se lleve a la niña al parque a jugar e intimar entra las dos. Es necesario compartir ratos con ellos de forma individual y hacerles sentir que les escuchamos y queremos. Si ellos se sienten bien atendidos y queridos, evitarán las comparaciones y los celos con sus hermanos. Lo ideal es estimular las cosas positivas de cada uno e intentar darles la mejor educación siempre teniendo en cuenta sus capacidades, su personalidad y sus debilidades.


TDAH

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Hace unos días, en mi trabajo, una madre de gemelas comentó que sus hijas tienen TDAH y que toman medicación para tratarse. Hasta ese momento, no me había fijado en esas siglas, pero desde entonces, lo he escuchado en varias ocasiones y me puse a investigar sobre ello.

El TDAH cuyas siglas significan Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es un trastorno de conducta en el que intervienen factores genéticos y ambientales cuyo diagnóstico se realiza sobre los 7 años de edad aunque a veces nos damos cuenta un poco antes de los síntomas, tales como la manifestación de un aumento de la impulsividad, la actividad física o dificultad para mantener la atención en alguna actividad durante un periodo de tiempo continuado. En algunos casos, hay niños con problemas de autoestima debidos a los síntomas propios del TDAH , que los padres no suelen asociar a este trastorno. Es posible que el trastorno del TDAH se se asocie con frecuencia a otros problemas y se aprecien las consecuencias en diferentes ambientes de la vida del niño, tanto en el ambiente escolar, como en las relaciones interpersonales tanto con la familia, como con otros niños y con sus educadores, siendo estas interrelaciones clave en el desarrollo del niño.

Me pareció curioso, en el caso de mi compañera, que sus dos hijas gemelas padecieran el mismo trastorno. Ella comentaba que tomaban un tratamiento homeopático que les iba bastante bien y les ayudaba a concentrarse un poco más.

Hay algunas familias con varios hijos y uno de ellos padece este trastorno. Muchos padres se cuestionan esta duda ¿qué pasa con los hermanos de un chico con TDAH? Desde el hospital Gregorio Marañón de Madrid, responden que la familia es un grupo que debe estar cohesionado para que funcione mejor. Los niños deben tener una alta autoestima familiar y cada miembro de la familia debe tener su función, además de entender que en algún momento un miembro de la familia puede necesitar más atención que otro. Para ello hay que establecer ciertas normas claras que partan del respeto de los demás. Hay que explicar a los hermanos de un niño con TDAH que a veces su comportamiento puede ser impulsivo, que no siempre se organiza bien y a veces puede invadir el terreno de otro miembro familiar. Es muy importante darles información clara para que comprendan a un nivel adecuado.

“Generalmente se piensa que tener un hermano con TDAH es un problema, pero si se sabe reconducir la situación, incluso te puede hacer mejor persona, ya que te vuelve más tolerante y facilita la empatía hacia los demás.”
Finalmente recomiendan las siguientes pautas para niños con hermanos con TDAH:
  • Hacerle comprender que tienen un hermano hiperactivo, que a veces resulta engorroso, pero a veces es muy divertido.
  • Señalarle las ventajas de esta situación: al tener un hermano que requiere más la atención, los padres están más distraídos y facilita la autonomía e independencia del otro hermano.
  • Inculcarles el sentimiento de ayuda, ya que cuando él mismo necesite ayuda, también los demás estarán por él.
Generalmente los primeros problemas se manifiestan sobre los 2 o 3 años, pero el diagnóstico se suele hacer sobre los 6 o 7 años. El Parlamento Europeo ha creado una guía online, elaborada por un comité de médicos, profesores y padres de niños afectados para facilitar información y servir de ayuda a las familias. La guía está disponible en español en la página www.tdahytu.es .

Esta guía consta de 5 libros digitales en las que explican lo que es el TDAH, sus primeros síntomas, ofrecen consejos a padres y profesores y ayuda a estos últimos a imponer disciplina y crear hábitos de estudio. También explica cómo desarrollar actividades para la vida del niño, así como a desarrollar su autoestima y cuidar las amistades. Por último, ofrecen una serie de links, guías y direcciones útiles para tratar este tema.

En España, existe un protocolo de actuación en la Región de Murcia y actualmente se está implantando en Canarias y Castilla y León con éxito. Este protocolo permite a los padres ser informados por el gabinete psicopedagógico del colegio o el pediatra y se realizan reuniones de coordinación entre las áreas de educación y sanitarias para acortar los plazos de diagnóstico.