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El hijo favorito

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Los que no hemos sido hijos únicos, seguramente en algún momento de nuestras vidas hemos tenido la sensación de que alguno de nuestros hermanos o nosotros mismos somos los hijos favoritos de papá o mamá.

Cuando a un padre o madre se les pregunta si tienen algún hijo predilecto, generalmente la respuesta es que los quieren a todos por igual, pero varios estudios han demostrado que los padres, aunque no lo admitan, sienten mayor predilección por alguno de sus hijos.


De pequeña siempre tuve la sensación de que mi hermano mayor era el favorito de mis padres. Ahora que soy madre, a veces me pregunto si tendré algún favoritismo entre mis dos hijos y cómo reaccionaré ante ello.

Personalmente pienso que no se trata de que un hijo sea el favorito o no, sino que es cuestión de afinidad de caracteres. Inconscientemente es posible que sintamos más afinidad con el hijo que mejor relación tenga con nosotros o más parecido sea a nuestro carácter, sin que ello signifique que sea el favorito o favorita. Es normal sentir mayor empatía y más facilidad de comunicación con alguno de nuestros hijos, al igual que nos sucede con las personas con las que nos relacionamos en nuestro entorno.

Existen estudios que indican que los primogénitos son más propensos a ser los hijos favoritos sin embargo nada impide que el segundo o tercer hijo le robe el protagonismo y termine siendo el predilecto.

Los niños que notan esas diferencias y se sienten menos queridos, suelen llamar la atención de sus padres portándose mal y muchas veces tienen falta de autoestima, llegando a desarrollar alguna depresión o ansiedad. Si bien, es cierto que a veces el resto de familiares que se percatan de la situación, suelen "compensar" ese favoritismo, dándole más atención a estos niños.

Los padres no debemos sentirnos "culpables" por tener preferencias por algún hijo. Cada familia es diferente y las circunstancias en la que nuestros hijos han venido al mundo pueden haber sido totalmente distintas. Lo que no debemos hacer nunca es discriminar al resto de hijos ni fomentar los celos entre hermanos. Debemos mantener momentos y relaciones en exclusiva con cada uno de nuestros hijos e intentar fomentar su autoestima, apreciando las virtudes de cada uno y reconociendo los defectos de todos. Es posible querer a todos los hijos por igual aunque se les quiera de manera distinta.

He aquí alguna lectura interesante sobre el tema: