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Mostrando entradas con la etiqueta niños. Mostrar todas las entradas
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Los niños y el coronavirus

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En estos días me han pasado un escrito en el que dice que no sólo los médicos y personal sanitario son los héroes de estos días en los que vivimos confinados por la pandemia del Coronavirus, sino también nuestros hijos son unos pequeños héroes. Y me puse a pensar que es cierto. Nuestros hijos están aguantando estoicamente el encierro en casa, unos mejor que otros, pero al fin y al cabo, se están adaptando a esta situación que es nueva para todos.

Para los que lean este artículo en años futuros, la crisis del Coronavirus se desató en Wuham, una ciudad de China en diciembre de 2019 y poco a poco se ha ido propagando en casi todos los países. Es un virus muy contagioso y peligroso con una alta tasa de mortalidad, por lo que la mayoría de las personas tenemos que practicar el distanciamiento social y estamos encerrados en nuestras casas.

A día de hoy, 7 de abril del 2020, muchos niños llevan semanas sin salir de casa. Muchos niños no pueden visitar a sus familiares cercanos ni a sus amiguitos y a veces no entienden el porqué, sobretodo los más pequeños. Algunos países han continuado las clases online, otros a través de la televisión y algunos han tenido que parar la formación escolar.

Los profesores se reinventan para intentar que sus alumnos puedan terminar el año escolar de la mejor manera posible. Los padres hacemos lo imposible para conciliar la vida en el hogar, muchos trabajando desde casa, otros tienen que salir a la calle y exponerse y otros muchos se han quedado sin trabajo. Para nosotros los padres esta situación es nueva y hemos tenido que adaptarnos también. A todo esto se juntan nuestros propios miedos, que debemos evitar transmitir a nuestros pequeños.

Porque ellos todo lo captan, ellos perciben nuestra angustia y aunque no lo digan saben que algo anda mal, que el mundo está parado, que no pueden salir al parque, que papá y mamá están angustiados, que la abuela ya no viene a visitarnos, que el tío se ha puesto malito, que en las noticias hablan todo el día de un virus muy peligroso...

Por ellos debemos poner al mal tiempo buena cara e intentar realizar actividades distintas con nuestros hijos para que no se aburran, a la vez que conciliamos la vida laboral. Limitemos también el uso de la televisión, tabletas y videojuegos en la medida de lo posible y veamos la parte positiva de este encierro. Muchas veces nos quejamos de que no tenemos tiempo suficiente para compartir con nuestros hijos. Pues bien, ahora es el momento de hacerlo, aliviando así la angustia que ellos sufren y haciendo que pasen los días de la forma más agradable posible encerrados en casa.

Para los más pequeños, pueden hacer cosas básicas como pintar, dibujar, leerles un cuento, cocinar en familia...para los más grandes, ahora es el momento de hacer uso de los juegos de mesa que tenemos en casa, de leer libros de capítulos, de escribir un diario sobre la cuarentena o ayudar en las actividades de limpieza y organización en la casa y en sus habitaciones. Hacer una obra de teatro en familia, jugar al tesoro escondido, hacer pasteles, aprender algún idioma con alguna aplicación, ver fotos de cuando los niños eran más pequeños, hacer gimnasia, crear una tienda de campaña, cantar en karaoke, crear manualidades, jugar a las cartas...son algunas de las actividades que se pueden hacer con ellos estos días de confinamiento.


Por suerte nos ha pillado en una época en la que la tecnología está disponible para la mayoría y siempre pueden hacer uso de algunas plataformas para mantenerse en contacto con los amigos y familiares, pero siempre debemos estar vigilantes para que no vean material inadecuado ni vean las noticias del coronavirus constantemente porque eso les puede afectar.

Así que sí es cierto, nuestros hijos son también los héroes del momento, pues ahí están, dándolo todo, con su cariño incondicional, adaptándose a estar en casa, asumiendo las nuevas reglas y acompañándonos en este momento en el que nuestra mayor preocupación es que ellos estén a salvo.
¡Un aplauso también a nuestros pequeños héroes!

A continuación, les dejamos un video sobre cómo proteger a nuestros hijos en esta época incierta. ¡Cuidense mucho todos y tengan por seguro que esta época pasará y la recordaremos como un mal trago, pero aprenderemos también sobre solidaridad, comprensión, la fragilidad humana, la tolerancia, el saber compartir y el poder del amor a nuestros hijos!



Mamá, pero eso es robar...

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Imagen de Pixabay Autor: Bess Hamiti
 
El otro día iba de compras con mi hija de 9 años y pasamos por la tienda del dólar para buscar unas cosas de última hora. Mi hija cogió una banderita y estuvo jugando con ella mientras yo compraba lo que necesitaba. Al llegar a la caja, puse todos mis artículos  en la cinta para pagar y no me dí cuenta que mi hija seguía con la banderita en la mano y pasaba al otro lado. Al salir, con varias bolsas, la cartera, las prisas, etc, llegamos al vehículo y al subirme, mi hija me enseña la banderita y me dice: "¡Mamá, tenemos que regresar, esto no lo hemos pagado!". Tras pensarlo un momento y por el agobio de la situación, pensé:"Bah, por un artículo de un dólar no voy a regresar" y le dije que no íbamos a volver a pagar eso, que total, sólo costaba un dólar y no valía la pena volver a la tienda.

Mamá, pero eso es robar!, me dijo indignada mientras yo ya arrancaba el carro. "Eso no está bien", me dijo. "Es cierto, no está bien hacerlo, pero en este caso no ha sido un robo, ha sido un descuido", le comenté. Transcurrido un tiempo, cuando llegamos a casa, yo ya ni me acordaba del incidente, pero mi hija en cuanto vio a su hermano le dijo: "Mamá ha robado esta bandera de la tienda!" y su hermano se quedó con la boca abierta. ¿En serio? ¿Mamá has robado de la tienda? Tuve que explicarle la situación, pero ya empezaba a sentir las culpas de tales acusaciones y a reflexionar sobre si hice bien en irme sin regresar a pagar la dichosa bandera. Por un lado me sentí orgullosa de que mis hijos sepan lo que está bien y lo que está mal, ya que ese gesto demuestra que no son en vano las enseñanzas que les damos en el día a día y por otro lado me sentí mal al hacer algo que se supone no debemos hacer, ya que soy el ejemplo y modelo para mis hijos

Ese día ellos me enseñaron la lección. Puede parecer absurdo, pero si las personas que somos el modelo a imitar por nuestros hijos, no somos consecuentes y no le damos importancia a gestos como este, ellos mismos empezarán a pensar "bah, total, por un dólar, no pasa nada!"y luego dirán: "bueno, si no se dan cuenta, no pasa nada"...y por esos pequeños malos ejemplos, las cosas pueden llegar a ser graves e importantes. Nuestros hijos nos imitan, ellos quieren ser como nosotros, nos observan continuamente y por ello más nos vale estar atentos y no dejarnos ninguna "banderita" por pagar.

¿Y ustedes qué creen? ¿Qué habrían hecho en mi lugar? Se agradecen los comentarios.

Cuando empezar a usar desodorante

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Actualmente mi hijo tiene 9 años y realiza muchas actividades deportivas con compañeros de su edad. Últimamente me he dado cuenta que algunos ya empiezan a desprender cierto olor corporal y ello me hizo pensar en cuál es la edad recomendable para empezar a usar el primer desodorante.

Entre los se inicia la etapa de la pubertad, edad en la que los niños ya empiezan a transpirar con mal olor, pero esto no solo en las axilas, sino también en los pies y en los genitales, sobretodo cuando hace mucho calor o realizan actividades físicas.
8 y los 12 años

Hoy en día, existen muchos productos en el mercado para evitar estos malos olores, pero no hay que dejarse llevar por los comerciales ni marcas conocidas, sino que debemos elegir muy bien el producto que le vamos a dar a nuestros hijos. Muchos de estos productos contienen químicos que pueden ser dañinos para su salud, pues son conservantes o bactericidas para evitar que el producto se dañe, pero que absorbemos a través de la piel. Lo ideal para el primer desodorante, es intentar buscar en tiendas de productos naturales, algún desodorante fabricado con aceites naturales o productos sin colorantes ni perfumes, ni aluminio. Esto puede aplicar también para los adultos.

Lo principal es que el niño aumente su higiene e indicarle que debe lavarse más cuidadosamente las zonas más sensibles a desprender olor, como las axilas, los pies, la zona púbica, etc. También es bueno hablar mucho con ellos y explicarles sobre los cambios que se avecinan en su cuerpo en esta etapa de la pubertad.

También ayuda que utilicen telas frescas y de fibras naturales como el algodón, ya que las telas como el poliéster o nylon favorecen el mal olor. Es aconsejable lavar la ropa con frecuencia y si es necesario, bañarse dos veces al día en la época de más calor. 

Recuerden, no todos los niños van a necesitar usar desodorante, simplemente con más higiene corporal puede ser suficiente. Es mejor retrasar el máximo posible el uso del desodorante y cuando ya lo requiera, es necesario buscar uno sin alcohol, ni parabenos, ni aluminio , que contenga ingredientes naturales y no dañe su salud.

Viajar con niños es fácil

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Recuerdo los viajes que hacía con mi pareja antes de tener hijos y a veces añoro esa libertad de horarios y tiempo para conocer nuevos destinos, en los que recorríamos hasta el último rincón, antes de acabar agotados en el hotel. Cuando uno tiene hijos, la cosa cambia. Hay familias que viajan con sus hijos y llevan un buen ritmo, hay otras que cambian los destinos por otros más tranquilos y relajados, porque tienen unos horarios que cumplir.  

Viajar con niños no debe ser un impedimento para disfrutar unas vacaciones, aunque esto depende de cuántos hijos viajan y sus edades. No es lo mismo viajar con un bebé que con un niño de 9 años, pero al final todos se logran acomodar.

Aquí les vamos a dar unos cuantos consejos, para que los viajes con niños sean más apacibles y toda la familia los disfrute:

Lo principal es estar relajado mientras se prepara el viaje. Si demostramos angustia, nuestros hijos lo perciben y ya viajan predispuestos. Un viaje es una aventura y hay que tomárselo como tal. No todo va a salir perfecto y seguro que algo importante nos olvidamos, pero si salimos con la mente positiva y pensamos que todo va a ir bien, seguramente irá bien.

Si viajan en avión, lo ideal es ir con tiempo al aeropuerto para que los niños gasten energía mientras los padres esperan los engorrosos trámites para embarcar. Muchas veces dejan embarcar a las familias con niños primero, pero esto puede ser contraproducente, puesto que deben esperar más tiempo sentados en los estrechos asientos del avión, así que si sus hijos son inquietos, es mejor que espere hasta el final para embarcar. Hoy en día, la mayoría de niños viajan con sus juegos electrónicos o tablets y eso los mantiene un poco entretenidos. Libros para colorear, puzzles (aunque con éste último no garantizamos que las piezas lleguen a su destino), juegos de cartas...son un buen entretenimiento para los más pequeños.

Cuando viaje con niños, no pretendan recorrer una nueva ciudad en un día porque nadie va a poder seguir el ritmo. Seguramente se quedarán cosas por ver, pero así tiene otra excusa para regresar. Lo ideal es visitar una atracción por día y no trastornar mucho los horarios de la siesta o de irse a dormir. Es mucho más relajado pasar más tiempo visitando un solo lugar, que ir corriendo a varios sitios y al final no apreciar nada. Es mejor planificar el día antes los lugares que se van a visitar.

Si los niños son más grandecitos, es bueno hacerlos partícipes de los planes de viaje. Ello hará que se sienta importante y disfrute más el recorrido que "él" ha elegido. Si tiene varios hijos, lo ideal es que cada uno elija un itinerario para cada día, así todos estarán contentos.

A veces ocurre que hay diferentes gustos en una familia y en ese caso, no sería mala idea separarse. Por ejemplo, es posible que un niño se aburra bastante en una casa de princesas o que a alguno no le gusten los deportes. En ese caso pueden ir la mamá con un hijo y el papá con otro y encontrarse a la hora de almuerzo para contarse sus aventuras.

Otro consejo es llevar algo con lo que el niño esté familiarizado, como su juguete favorito o el peluche con el que duerme.

Recuerden, viajar con niños puede ser una agradable aventura, solo es poner buenas ganas, planificación y mucha disposición para pasar unas vacaciones geniales.

La satisfacción de llegar a la meta

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Consejos para el regreso al colegio

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Regresar al colegio lleva una preparación previa para preparar y mentalizar a la familia de la nueva rutina y los cambios que se avecinan. Los primeros días de clases siempre están cargados de emociones: los nuevos profesores, los nuevos amigos, la nueva clase… Los niños pueden estar nerviosos ante esos cambios y a veces pueden mostrar ansiedad o rechazo a asistir al colegio.
Hay que tomar en cuenta una serie de consejos para que esto no suceda. Lo primero que hay que hacer es ir regularizando el horario unos días antes de empezar el colegio. Los niños suelen relajar su horario en la temporada de verano y se acuestan mucho mas tarde. Hay que ir preparándolos y acostándolos mas temprano para ensayar la rutina del día a día, unos días antes de empezar la escuela.
Intentemos no hablar demasiado sobre el inicio escolar, pues a veces con eso contribuimos a aumentar los nervios. Es mejor preguntarles acerca de cómo se sienten ante la nueva etapa y qe ellos nos expresen sus dudas y temores, para ayudarlos a sobrellevarlo, sin darle demasiadas vueltas al tema.
Si podemos, seria bueno visitar el colegio antes de que empiece el curso, hablar con las maestras o saber donde va a estar ubicado el niño, etc.
Es bueno que durante el verano, se mantengan las relaciones con los amiguitos de la escuela. Podemos preparar a nuestros hijos para que sean sociables e intenten hacer nuevos amigos al empezar el curso escolar.
Compra con ellos los útiles escolares, muestra emoción por los nuevos libros, las clases, etc. Déjalos que elijan su mochila favorita o su ropa  y no muestres tus nervios o ansiedad, ya que es importante que ellos te vean tranquilo para que les transmitamos esa tranquilidad y tengan un inicio escolar exitoso.
 
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Precaución con los niños en piscinas y playas

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El verano llegó y con el las vacaciones, una época en la que vamos con nuestros hijos a la playa y a la piscina, en la que debemos tener mucho cuidado.


Dicen que los ahogamientos son la tercera causa de muertes en el mundo y la segunda en el caso de los niños. Por ello es necesario que si los niños no saben nadar, tomemos las medidas necesarias para evitar accidentes.

¿Cuál es la edad adecuada para enseñar a nuestros hijos a nadar? Pues no hay una edad determinada, pero los expertos dicen que mientras más pequeños, es mejor, pues es más fácil enseñarles. Lo primero que hay que enseñarles es cómo flotar y mantenerse en el agua en caso de que se caigan o resbalen.

No nos podemos fiar de los salvavidas, flotadores, manguitos o chalecos inflables. Son accesorios que pueden fallar en cualquier momento y no deben sustituir a la supervisión de los padres. 

No está demás que los padres tomemos un curso de reanimación cardio-pulmonar, para estar preparados en caso de accidente. Siempre es mejor saber reaccionar a tiempo y unos segundos pueden causar la diferencia entre lamentarnos o sentir alivio.

No es que este artículo pretenda ser trágico o infundir temor, pero ahora que mis hijos son pequeños y uno de ellos está aprendiendo a nadar, me doy cuenta de lo fácil que es que ocurra cualquier imprevisto.

Hay muchos niños que son muy atrevidos y no le tienen miedo al peligro. Piensan que pueden hacer lo mismo que sus hermanos o tirarse en la parte profunda como ellos, sin saber nadar correctamente.

Además de poner a nuestros hijos en clase de natación desde pequeños, debemos tomar otras precauciones como:

Vigilar los flotadores, chalecos, etc que estén bien inflados y bien sujetos.
Dejar que nuestros hijos naden en un espacio supervisado por adultos en todo momento.
Tener un kit de emergencia con artículos de primeros auxilios y un teléfono cerca.
Tener conocimientos de reanimación.
No dejar que los niños entren en el mar cuando hay bandera amarilla o roja.

Dicho todo esto, les deseo que disfruten el verano, el mar y la piscina junto a los más pequeños de la casa.


Cada etapa a su tiempo

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Mi querida suegra me propuso un tema para comentar en el blog. Me dijo, "¿por qué no escribes sobre lo adelantados que están los niños de hoy en día para su edad?"... Y es cierto, me puse a pensar y veo que en la sociedad de hoy día, los niños dejan de ser niños a una edad muy temprana. Muchos dejan los juguetes a un lado para solo usar la tecnología. ¿A qué edad un niño debe tener un teléfono móvil? Todo depende de las circunstancias, pero ciertamente es un error darle un teléfono a un niño de 7 u 8 años. 



En los últimos años los hábitos de nuestros hijos han cambiado muchísimo respecto a los de sus padres a la misma edad. Cada vez las niñas quieren maquillarse más pronto, ponerse tacones e incluso iniciar las relaciones sexuales cuando aún no han cumplido los 15 años. 

Según algunos estudios, cada vez hay más familias con hijos únicos y ello provoca que se relacionen más con los adultos y por ende, quieren comportarse como ellos. Pero pienso que ese es solo uno de los motivos para que esto suceda. La misma sociedad, los avances tecnológicos, las prisas, el poco tiempo que dedicamos a la educación de nuestros hijos, son los factores que han propiciado este fenómeno.

Si nos fijamos en muchas tiendas, la ropa para niñas y niños se hace a semejanza de la de adultos. Los anuncios televisivos muestran productos (y modelos) para niños que no son tan infantiles. Nos bombardean constantemente incluso en series y programas de televisión con adolescentes que se comportan y visten como adultos. Muchos jóvenes siguen esa moda atraídos por sus ídolos y quieren imitarlos en todo.

Cada etapa se debe vivir a su debido tiempo. No adelantemos la infancia de nuestros hijos. Los niños tienen que jugar como niños, vestir como niños y comportarse como tales. Es peligroso para ellos que se salten las etapas de la vida (infancia, pubertad, adolescencia, juventud) porque puede ocasionarles trastornos psicológicos incluso depresión a una edad temprana. 

Juguemos con ellos, compartamos con ellos leyéndoles sus cuentos preferidos, recreando escenas con juegos educativos, estimulando su creatividad, salgamos al aire libre, a montar bicicleta, al parque, etc.

No nos dejemos caer en la tentación de ver a la niña maquillada "¡porque se ve tan bonita!", o de comprarle videojuegos para adultos a un niño pequeño "porque se le dan tan bien"..., simplemente dejémosles ser niños y vivir una infancia sana y feliz.

Hacer los deberes o tareas con los hijos

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El tema de los deberes escolares ha sido motivo de debate entre algunas madres y padres que a veces charlamos a la salida del colegio. Unos piensan que son necesarios muchos deberes para que el niño refuerce sus conocimientos y siga aprendiendo y por otro lado, otros padres piensan que es exagerada la cantidad de tareas diarias que los niños tienen.


El horario escolar en España, por lo general es de 9 a 5 de la tarde, como media, con dos horas al medio día para comer. Desde mi punto de vista, los niños tienen muy poco tiempo para estar en casa, para jugar, compartir con la familia, bañarse, cenar, etc. Pienso que se deben poner deberes, pero con cierta mesura, ya que es importante que los niños tengan ciertas responsabilidades y estudien lo aprendido en clase, pero no me parece normal que a cierta edad, hayan niños que estén hasta las 10 de la noche haciendo las tareas escolares.

Las familias han cambiando, la mujer está integrada también en el mundo laboral y los padres generalmente no disponen de tanto tiempo para ayudar a sus hijos a hacer los deberes. A veces ese tema causa tensión en las familias, ya que algunos padres no se ven capacitados para ayudar a sus hijos, ya sea por poco tiempo o por desconocimiento de los temas tratados en la escuela.

El otro día leía en La Vanguardia un artículo sobre los padres que hacen deberes con sus hijos, donde comentaban que los deberes escolares nacen de la necesidad de complementar lo que se hace en la escuela y que para algunos, si no hay deberes, parece que no se trabaje lo suficiente.

Existen otros países en los que el colegio tiene un horario intensivo (hasta las 2 o 3 de la tarde) en el que los niños hacen sus tareas y tienen tiempo de ocio, tan necesario para ellos. A mi entender, los niños tienen que jugar, que hacer deporte, que desarrollar su imaginación (y no me refiero a los videojuegos) o hacer otra actividad que les permita distraer la mente. En ese caso, el tiempo dedicado a cada actividad está mejor compensado.

Es cierto que la familia tiene que motivar y apoyar a los niños cuando hagan sus deberes, sin imposiciones y acudiendo a su llamada cuando necesitan ayuda. Ello no quiere decir que los padres le hagan la tarea a los niños, para terminar más rápido o para salir del paso. Se ha de mantener una actitud positiva y ayudar a los hijos a sacar sus propias conclusiones y superar los retos establecidos.

A veces el tiempo es nuestro peor enemigo y es difícil inclinar la balanza hacia un lado u otro. Está claro que los niños tienen que aprender, que los padres muchas veces estamos sobrecargados y que los profesores tienen que enseñar, pero a veces no sólo los conocimientos académicos son los que hacen a una persona más brillante. La autoestima y la inteligencia emocional son factores clave en la personalidad y formación de una persona. No sé, ¿qué piensan ustedes?

Accidentes infantiles

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Durante las diferentes etapas infantiles, existen muchos peligros que pueden ocasionar accidentes, produciéndose lesiones de diversa gravedad.


Es importante que los padres estemos al tanto de estos accidentes infantiles, para prevenirlos y ayudarlos en la adquisión de hábitos y funciones que les irán haciendo más autónomos y les hagan reconocer los peligros antes de que ocurra uno de estos accidentes.

Edad de 0 a 3 meses:

A esta edad, el bebé se encuentra en una situación totalmente pasiva y dependen de los adultos para todo.

Es importante evitar caídas de objetos pesados sobre ellos o líquidos demasiado calientes. También dedemos vigilar que no se ahoguen con la ropa o almohadas, además de estar atentos a posibles caídas. No hay que dejarlos solos en un lugar donde se puedan caer. En el automóvil, deben ir en el cuco adecuado a esta edad, nunca en brazos de un adulto.

Edad de 3 a 6 meses

En esta etapa, los bebés se meten todo en la boca. Debemos evitar los juguetes y objetos pequeños, las piezas desmontables, canicas y otros objetos o sustancias con los que se pueda atragantar.

Edad de 6 a 12 meses

El bebé ya gatea y siente curiosidad por conocerlo todo.


En esta etapa debemos vigilar que el bebé no meta los dedos en los enchufes y que no juegue con cables ni alargos eléctricos. Como ya tiene la capacidad de estirar, hay que estar atentos a las cuerdas, toallas o similares que pueda estirar, para que no le caiga nada encima. También debemos estar muy pendientes de las puertas y ventanas, para que no se pillen los dedos.
Las escaleras son otro peligro muy importante en esta edad y también hay que vigilar las caídas.

Edad de 1 a 3 años

Los niños de 1 a 3 años desarrollan el movimiento, la curiosidad y los hábitos

Para prevenir los accidentes en los niños de esta edad, debemos mantener los productos tóxicos y medicamentos alejados de su alcance. Existe el peligro de intoxicaciones con medicamentos, productos de limpieza, pintura, etc. También existe el riesgo de quemaduras. Hay que mantenerlos alejados de la cocina y tener mucho cuidado con los líquidos y metales calientes.



Se deben evitar las caidas de las sillas, camas, etc y darles la mano siempre que vayan a cruzar una calle y enseñarles a mirar a cada lado cada vez que se va a cruzar.

En las piscinas o la playa, hay que vigilarlos constantemente y asegurarnos de que usan flotadores seguros.
Con las comidas, debemos estar atentos ante cualquier posibilidad de atragantarse.

Edad de 4 a 9 años

Durante la edad de 4 a 9 años, los niños ya tienen más autonomía. Se les debe enseñar las normas básicas de seguridad vial y a cómo comportarse al cruzar una calle. A esta edad, los niños ya deben saber nadar y conocer las normas de seguridad apropiadas para cada actividad deportiva.

Edad de 10 a 14 años

Esta etapa es de un gran desarrollo tanto físico como psicológico en el niño y hay que educarlos para que conozcan los riesgos del fuego, la electrididad y la manera de evitarlos. También deben conocer los planes de evacuación en caso de emergencia y enseñarlos a contactar con otros adultos en caso de accidente. Hay que tener cuidado con los juegos peligrosos como dardos, petardos, etc.

Peleas y conflictos entre niños

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Seguramente alguna vez nuestros hijos nos han comentado que han tenido alguna pelea, alguna riña o simplemente se sienten acosados por algún compañero de colegio, algún niño del barrio o un amiguito.


 La primera tentación que sentimos los padres es la de intervenir en el conflicto, ayudando a nuestros hijos a resolver la situación, sobretodo si son pequeños, pues los vemos como seres indefensos y vulnerables.

Hay niños agresivos, niños a los que les encanta molestar a sus compañeros de clase o del barrio, simple porque disfrutan con ello.

Evidentemente nuestros hijos se deben sentir respaldados y saber que pueden contar con sus padres, sin embargo, debemos ser prudentes a la hora de actuar. Sobretodo debemos permanecer calmados y no mostrarnos muy indignados delante de ellos, pues podemos propiciar que la historia que nos cuentan sea un poco más dramática a medida que crece nuestra indignación o por el lado contrario, que se calle y no nos cuente la situación real.

En primer lugar, debemos analizar si el hecho es lo suficientemente importante para nuestra intervención o simplemente es una pelea entre niños sin demasiada importancia. Una vez analizado, es importante contrastar la información, con los maestros o a través de otros adultos o niños que nos den confianza. 

Lo primero es hablar con nuestros hijos para que propongan soluciones. Debemos alentarles a que ellos mismos resuelvan sus problemas y no subestimar su autonomía. ¿Qué padre o madre no se ha visto tentado a atajar una pelea ya sea verbal o física entre su hijo y otro niño? Es muy normal y sería lo más fácil para nosotros los padres, pero con ello contribuimos a crear niños inmaduros e incapaces de enfrentarse a las diversas situaciones de la vida. 

Hay que intentar que se pongan en la situación del otro niño y reflexionar sobre el caso. Si pensamos que ellos mismo pueden salir airosos de la situación, le animaremos a utilizar su inteligencia emocional para salir airosos de la situación, dentro de la mejor lógica posible.

Si comprobamos que en la escuela, hay algún niño que efectivamente, está influyendo en nuestro hijo de forma negativa o lo hacen sentir acosado, consultaremos con la maestra sobre cómo actuar y entre los dos buscaremos favorecer su autonomía para que se sienta más seguro a la hora de actuar en ese conflicto.

Si el problema viene generado por algún niño de fuera de la escuela, conviene vigilar de cerca la actitud de ese niño y comprobar si actúa igual cuando está solo o en grupo y si vemos que la situación es grave, debemos intervenir y ayudar a cortar el conflicto. En ese caso, demos intentar evitar el contacto y cambiar la rutina que facilita esos encuentros.

Lo que está claro es que nuestros hijos deben generar sus propios recursos y ser más autónomos en la resolución de los conflictos, para que adquieran la madurez necesaria y puedan enfrentarse a ellos con mucha más facilidad y eficacia en su edad adulta.

He aquí alguna lectura interesante sobre el tema:

La paga semanal

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¿Es conveniente darle una paga semanal a nuestros hijos? Es la pregunta que se hacen muchos padres y no existe una norma establecida para ello. Mi hijo con 6 años ya tiene su hucha y poquito a poco va ahorrando algún dinerillo que le dan sus abuelos o algún familiar. De momento es bastante responsable y generoso con su dinero, ya que se gastaría todo en invitar al cine a toda la familia y no le importaría. Esa es una forma de ahorrar, pero hay algunos padres que establecen una paga semanal o mensual a sus hijos, cuando ya empiezan a ser más mayores y tienen algunas “necesidades”. No hay una edad fija, ya que algunos padres empiezan a hacerlo desde los 6 años, sin embargo, otros esperan a los 10. Lo ideal es empezar cuando tu hijo sea consciente de lo que es el dinero y comprender lo que puede hacer con el.


Es bueno darles esa responsabilidad a los niños, siempre de forma comedida. Muchas veces los niños no saben nada de la economía familiar y aunque no debemos explicarles con detalle nuestros gastos e ingresos, sí sería bueno que supieran a grandes rasgos, cómo se distribuye el dinero que entra en casa para que sean conscientes de los grandes esfuerzos que tenemos que hacer los padres para llegar a final de mes y realizar los pagos.

Para fijar una paga semanal a nuestros hijos, no hay una cantidad establecida. Todo dependerá de la edad, del carácter y comportamiento de nuestros hijos. Cuando son niños, esta paga les ayuda a fomentar el ahorro y a adquirir cierta responsabilidad. Si le damos una pequeña paga y el niño se lo gasta todo el primer día, sabrá que ya no dispondrá de más dinero y aprenderá a administrarse. 

Si desea algo que vale un poco más de lo que recibe semanalmente, deberá aprender a ahorrar ese dinero para conseguir algo. Ese esfuerzo hará que valore más las cosas que ha adquirido. Cuando son adolescentes, sería bueno establecer con ellos una lista de cuáles pueden ser sus pequeños gastos para determinar cuál es la cantidad adecuada a esas necesidades. Es bueno que el adolescente aprenda a administrar su economía y se implique en la organización de la familia, así como debemos alentarles también a que acepten pequeños trabajos remunerados para que se den cuenta del esfuerzo que implica obtener esa remuneración.

Por supuesto hay padres que no están de acuerdo con dar una paga semanal y piensan que es mejor darles ese dinero cuando realmente sus hijos necesitan algo, sin dejar una cantidad establecida. Es una forma de tener más control sobre los gastos de los hijos. Esta es una opción válida y respetable también.

Por supuesto no debemos confundir la paga semanal con un premio. No sería bueno que le “paguemos” a nuestros hijos para que hagan determinadas labores de la casa o para que estudien, ya que esto puede propiciar que se acostumbren a recibir dinero cada vez que realizan alguna labor. El objetivo principal es que los niños aprendan a gestionar su dinero.

Personalmente pienso que es bueno enseñarles a gestionar bien su dinero, a ser responsables y que aprendan a valorar el esfuerzo que le cuesta a muchos padres conseguir el dinero a final de mes.

El castigo físico

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Existe el debate sobre si se debe aplicar el castigo físico con los niños o no. Cuántas veces hemos escuchado que nuestros padres o profesores muchas veces nos dieron una bofetada o un buen azote para castigarnos y en esa época no pasaba nada porque era normal, mientras que actualmente está mal visto (incluso prohibido en los colegios desde 1997) que los padres le demos alguna cachetada a nuestros hijos para corregir un mal comportamiento.

Personalmente, pienso que el castigo físico no es efectivo. A veces los padres tenemos ira y actuamos de forma desproporcionada ante el mal comportamiento de nuestros hijos y ello puede ser perjudicial para ellos, ya que genera desconfianza, daña el vínculo afectivo y crea resentimiento en los niños, que solo aprenden a obedecer por miedo.

Es importante explicarles a nuestros hijos las consecuencias de sus actos, el porqué hace las cosas mal y cuál debe ser el comportamiento adecuado, para no resentir su autoestima y aprendizaje. Cuando castigamos físicamente a nuestros hijos, puede que se sientan abandonados, tristes y con miedo. Ello puede provocar que sólo obedezcan cuando los padres estemos delante, pero no garantiza que lo hagan cuando no hay nadie que les castigue.

Existen otros métodos para castigar a nuestros hijos, que pueden funcionar y ser educativas. Es verdad que hay situaciones extremas donde no podemos razonar con ellos ni controlar sus rabietas y pataletas. Es muy difícil tomar decisiones cuando estamos nerviosos o muy enfadados. Lo importante es darnos cuenta e intentar calmarnos antes de actuar. Se deben buscar alternativas al castigo físico y ser firmes con nuestros hijos sin necesidad de ser violentos.

Un "no" firme y contundente, empleado en el tono adecuado, debería bastar para que nos hagan caso, pero si no es así, se debe "castigar" a nuestros hijos enviándolos a una silla o a algún cuarto a reflexionar (donde no pueda estar entretenido o jugando) para que se calmen. Quitarle alguno de sus privilegios (como los videojuegos o salir con sus amigos) es también una forma efectiva de llamarles la atención.

Cuando amenazamos a nuestros hijos con castigarles, debemos asumir las consecuencias y llegar hasta el final, de nada sirve amenazarles con un castigo una y otra vez y luego nunca cumplirlos, porque solo provoca mal comportamiento y que nos tomen el pelo una y otra vez.

Tampoco debemos "sobornar" a nuestros hijos, prometiéndoles bienes o juguetes si cumplen alguna tarea o se portan bien, porque es su deber hacerlo.

La disciplina es muy importante para nuestros hijos y hay que inculcarles una buena educación desde muy temprana edad para que luego tengamos los frutos. Los primeros años de vida son fundamentales, ya que es una etapa en la que los niños están más receptivos y absorben la información. El castigo físico en esta etapa es como dar una bofetada en la adolescencia; puede dañar mucho la relación afectiva y luego hay que trabajar mucho para reconstruirla.

En definitiva, debemos ser firmes, constantes y estar en sintonía con la pareja a la hora de aplicar un castigo a nuestros hijos. Nunca debemos humillarles ni insultarles o retirarle nuestro cariño.Como hemos dicho en ocasiones anteriores, la disciplina les ayudará a ser mejores personas, pero hemos de evitar recurrir a actitudes violentas para solventar las diferentes situaciones con nuestros hijos.



Desayuno con los pequeños

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Es cierto que con las prisas cotidianas, pasamos por alto el ritual del desayuno, sin embargo dicen los expertos que es la comida más importante del día. Sobretodo para los niños, ya que les puede aportar hasta un 25% de sus necesidades nutritivas. 

Según un estudio del Ministerio de Sanidad, en España sólo un 8% de los niños desayunan de forma equilibrada y correcta. Un desayuno equilibrado estaría compuesto de frutas, leche, cereales e hidratos de carbono. Dicho estudio dice que el 20% de la población sólo toma leche para desayunar y que un 15% no desayuna. 

También recomiendan desayunar en familia, ya que este momento del día tiene su importancia social, porque además de que les inculcamos a nuestros hijos la importancia de desayunar, también pueden colaborar con la preparación del mismo,y así participan en las actividades familiares. 

Los que tenemos niños pequeños, sabemos que es quizás un poco utópica la imagen de la familia al completo reunida por las mañanas en la mesa, desayunando tranquilamente, tomando lácteos, zumos naturales y cereales, sobretodo los días laborables. Las prisas nos traicionan, todos vamos corriendo, los niños adormilados, los padres siempre apresurados, los niños se tienen que vestir, tenemos que preparar todo lo que se tienen que llevar... pero debemos hacer un esfuerzo, aunque sea levantándolos un poquito antes, ya que un buen desayuno es más beneficioso que 15 minutos de sueño. 

 Es recomendable acostumbrarlos desde pequeños a adquirir un desayuno equilibrado, pues es vital para que los niños recuperen la energía que han perdido después de dormir tantas horas, para que tengan más vitalidad y para asegurar que estén en buena forma y con el peso adecuado. 

Ánimos papás y mamás, vamos a intentar dejarlo todo listo el día anterior para que nuestros hijos disfruten de un desayuno tranquilo, en familia para que afronten el día con energía y buen humor.