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¿A qué edad nuestros hijos pueden salir solos?

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Ya en la preadolescencia o quizás antes, nuestros hijos empiezan a pedirnos permiso para ir a casa de sus amigos, ir al cine o acudir a alguna fiestecita ellos solos. Muchos padres nos preguntamos: ¿Cuál es la edad adecuada para permitir a nuestros hijos salir solos? Bien, no se puede asegurar una edad concreta, pues todo depende del grado de madurez y responsabilidad que tenga cada niño. Cada uno es diferente y nosotros los padres sabemos si nuestro hijo/a es capaz de salir un rato o quedarse solo en casa un momento.


Hay niños que se sienten más inseguros y quieren estar acompañados siempre de un adulto, sin embargo, otros están deseando que confiemos en ellos y demostrar su responsabilidad, pues quieren dar un paso más para que nos demos cuenta que están creciendo.

Lo primero es encomendarles tareas pequeñas, cuando sintamos que estan preparados. Por ejemplo, mandarlos a comprar el pan a la panadería de la esquina o dejarlos ir a casa del amiguito del colegio que vive muy cerca. Sobre la edad de 8-9 años, si el niño/a ha alcanzado cierta madurez, se le puede dar un margen de confianza, siempre advirtiéndole de los peligros, la educación vial, etc.

Los niños de 10 a 11 años, ya quieren empezar a salir con sus amigos ellos solos. Por ejemplo, quieren ir al cine, al centro comercial, etc. Lo ideal es que los padres conozcamos de antemano a los amigos de nuestros hijos y sepamos siempre con quién están, además deberíamos llevarlos y recogerlos al lugar donde vayan, controlando siempre la situación. 

Pienso que los padres no debemos reprimir excesivamente a nuestros hijos por nuestros miedos. Es cierto que hoy en día no es como antes, cuando uno iba sólo caminando al colegio desde bien temprano o cuando pasábamos las tardes a nuestro aire y aparecíamos por casa a la hora de cenar. Hoy en día todo ha cambiado y los padres tenemos recelo de dar ciertos permisos a nuestros hijos. Esto es normal, pero como hemos dicho antes, si el niño demuestra madurez, debemos darle un voto de confianza. Los niños tienen que aprender a relacionarse, a orientarse, a manejar ciertas situaciones cotidianas para que no lleguen a la adolescencia siendo inseguros y vulnerables.

También hay momentos en que debemos decir "NO". Cuando el lugar o el grupo con el que va no nos inspira confianza, no debemos ceder y ser firmes en nuestra decisión. Lo ideal es consensuar con la pareja para que los dos tengan la misma determinación, porque sino, es cuando el niño nos manipula y nuestra decisión se tambalea. Tampoco debemos sentirnos presionados por el grupo. Por ejemplo, cuando nos dicen "todos los de mi clase van a ir" o frases parecidas. Si no lo tenemos claro, es mejor seguir con nuestra negativa. Seguramente estarán enfadados con nosotros por un buen tiempo, pero darles total libertad sería negativo para ellos. Recuerdo cuando tenía 15 años y quería ir a alguna fiestecita y no me dejaban, lo frustrada que me sentía. No podía entender por qué no me dejaban ir a "la fiesta del siglo". Ahora que soy madre, me doy cuenta que ciertas decisiones no se toman a la ligera. Debemos manejar la situación con inteligencia emocional y saber lo que es mejor para nuestros hijos. Si les decimos que no, siempre es bueno ofrecer alguna otra alternativa, que ponga las cosas más fáciles entre los padres y los hijos.