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Niños hiperactivos

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¿Alguna vez han conocido a un niño que tiene una energía desmesurada, no es constante con nada, empiezan varias tareas a la vez, sin acabar ninguna o van de un lado para otro constantemente? Pues en eso consiste la hiperactividad. Es un trastorno de la conducta de los niños, que desarrollan una actividad  motora muy intensa, sin que exista un motivo en particular para ello.


Generalmente, está conducta viene acompañada de un déficit de atención que les puede traer problemas en la escuela y otros lugares, además de que suelen ser niños impulsivos y desobedientes, haciendo a veces que su educación sea tarea imposible para sus padres y maestros.

Hay que diferenciar entre hiperactividad y un niño inquieto. A los 3 años, no se puede llamar a un niño hiperactivo, pues a esa edad, los niños están adquiriendo el dominio de su cuerpo y descubriendo sus posibilidades de acción. Todo es nuevo y curioso para ellos y tienen una vitalidad extraordinaria que les lleva a realizar una actividad permanentemente.

Yo, particularmente, he tenido suerte de tener dos niños bastante tranquilos, pero a veces veo a algunos padres desbordados con la crianza de sus hijos, pues ya no saben qué hacer para lograr que sus hijos se comporten bien en la escuela, lugares públicos, en casa, etc. 

No es aconsejable estar gritándoles todo el día, ni prohibirles cosas constantemente, aunque tampoco se aconseja consentirles todo y dejarles hacer lo que quieran. 

Lo bueno sería acudir a un profesional, para que determine si realmente el niño o niña es hiperactivo, después de observar al niño con detenimiento además de indagar en el entorno familiar, si hay alguna otra persona en la familia que la padezca, etc. 

Aunque no existe cura para este trastorno, sí existen diversos tratamientos para controlar la hiperactividad, qué deben ser consultados a un médico antes de implementarlos. Debemos ser conscientes que tener un niño hiperactivo, conlleva una serie de cambios en nuestra actitud, en el hogar y en los materiales que les proporcionamos.

El deporte es una buena vía de canalizar toda esa energía que poseen los niños hiperactivos. Es muy importante que los padres fomenten la realización de actividades físicas y deportivas desde pequeños, aunque deben ser pacientes, ya que estos niños suelen ser muy competitivos y a veces, perder les puede acarrear grandes frustaciones que les pueden llevar al abandono de la actividad.

El deporte es una actividad terapéutica que les ayuda a mantener su autocontrol, ya que activan su cuerpo con el fin de lograr una meta. Los deportes individuales, como natación, taekwondo, karate, atletismo, etc, se les darán mejor que los deportes en equipo como el fútbol o baloncesto.

Un buen entrenamiento, sumado a su tratamiento psicológico, puede mejorar esta condición de hiperactividad y hacer que la vida tanto para el niño, como los adultos, resulte un poquito más fácil.

Regreso a la escuela: se acabaron las vacaciones

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Como hemos comentado en algunos artículos anteriores, la vuelta al colegio hay que prepararla con antelación para que sea lo más llevadera posible, tanto para los padres como para los hijos.

Las vacaciones de verano han sido largas y la mayoría de niños rompen su rutina habitual; tienen unos horarios más relajados, están más ociosos, no llevan una dieta regular, etc. Poco a poco, antes de empezar el colegio, es bueno ir regulando todo esto. Primero se les debe ir ajustando el horario, acostándolos un poco más temprano cada día y levantándolos más pronto, practicando la rutina del día a día.

No hay que hablarles demasiado sobre el inicio escolar porque a veces hablar mucho, hace que los niños se pongan más nerviosos. Los niños suelen aprender las rutinas sobre la marcha y practicándolas, así que lo mejor es preguntarles a ellos sobre cómo ven el nuevo año escolar o escuchar sobre sus miedos e inquietudes, para así ayudarlos a resolverlos.

Es bueno que los padres facilitemos a los hijos el contacto con sus amistades antes del inicio escolar, ya que tener amigos y ser aceptado, es una parte muy importante en la experiencia de nuestros hijos.

Es fundamental que los padres no nos pongamos nerviosos con el inicio escolar, ya que podemos transmitirles nuestra ansiedad y nerviosismo. Hay que tomarlo con naturalidad y hacer que el regreso a la escuela sea un paso agradable para todos.

Los muñecos, un elemento indispensable para el desarrollo de tus hijos

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En anteriores ocasiones, hemos hablado de la importancia del juego en el desarrollo de los más pequeños, pero nunca hemos comentando el papel fundamental que los muñecos y peluches juegan en este desarrollo.


Para tratar este tema, contamos con la colaboración de Disy Muñecas, que en el post de hoy nos hablarán del papel que los muñecos juegan en el desarrollo emocional de los más pequeños:

Generalmente, el primer juguete que se le regala a un niño es un peluche o un muñeco. Y, precisamente, este primer juguete tiene una gran importancia para el desarrollo de los pequeños de la casa. Muchas veces no somos conscientes del papel que juegan en la educación de nuestros hijos los juguetes y muñecos.

El juego es una de las principales bases del aprendizaje de los niños, sobre todo cuando se encuentran en las edades más tempranas. Es a través del juego, como los niños empiezan a entender y procesar su entorno.

Más allá de las horas de juego y diversión que puedan aportar los muñecos a la vida de los niños, estas ofrecen mucho más:
  • Valores sociales y educativos. Jugar con muñecos permite que el niño se identifique con el mundo real de una forma simple. Así, adaptan su propia identidad y realidad social en los propios muñecos, en los que se ven reflejados.

  • Beneficios cognitivos. El crear historias con los muñecos y jugar con ellos fomenta en los niños ciertos beneficios cognitivos como una mayor agilidad mental o una mejor capacidad comunicativa, gracias en gran parte al mayor desarrollo de su imaginación.

  • Estimulan la fantasía y la creatividad. Como comentábamos, los niños crean historias y se inventan aventuras en las que ellos y sus muñecos son los protagonistas, fomentando así la fantasía y la imaginación.

  • Fomentan sentimientos, capacidades y habilidades. Los muñecos influyen en el desarrollo emocional de nuestros hijos, sensibilizándolos, y educándolos en el cariño, el amor y el afecto.
Los niños apuestan por los juguetes que estimulan su aprendizaje.
Cierto es que en la mayoría de las ocasiones los padres suelen ser muy selectivos a la hora de elegir los juguetes que aportan un extra a la educación de los hijos. Sin embargo, son los más pequeños los que finalmente terminan eligiéndolos y, según estadísticas, el 99% de los niños acaban eligiendo juguetes que estimulan su aprendizaje. 
 
Un muñeco o peluche es, al fin y al cabo, un amigo para los niños. Con ellos, los más pequeños suelen reproducir las actividades normales de su entorno, imitando lo que ven a su alrededor, desempeñando diferentes roles con los que conviven en su día a día. ¿Qué niña no ha jugado a ser mamá, doctora o profesora con una muñeca?


Al convertirse en madre, padre o profesor, los pequeños adquieren ciertos valores imprescindibles para su correcto desarrollo personal y social. Asimismo, aprenden a ser responsables sobre los muñecos, a los que tienen que cuidar, enseñar y proteger. Piensa en el tiempo que pasan los niños vistiendo a sus muñecas, eligiendo y combinando sus prendas de vestir, bañándolas o cuidándolas, dándolas de comer o curándolas y consolándolas cuando están enfermas. Son acciones que educan en valores tan importantes como son el amor, la amistad, la protección y, sobre todo, la responsabilidad.

En definitiva, los muñecos pueden constituirse como una auténtica herramienta educativa a través de la cual se puede fomentar el desarrollo de habilidades y capacidades que son esenciales para la vida cotidiana de nuestros hijos.